Dos instituciones. Y dos modelos de sociedad. Por un lado, el Banco de España, defensor de la ortodoxia económica. Y por otro, los sindicatos, representantes de millones de asalariados, que ven menguar sus salarios por efecto de la crisis económica. De un lado, la institución que dirige Luis María Linde, partidaria de ahondar en la estrategia de recortar salarios, impedir que crezcan al ritmo de los precios, fiarlo todo a la exportación. De otro, los sindicatos, defensores del consumo, y que lidian con la peticiones de los patrones que piden ya, explícitamente, rebajas de salarios. Trabajar más horas por menos sueldo, como en el convenio propuesto a 250.000 trabajadores de grandes superficies esta semana por la patronal Anged.

Dos instituciones. Por un lado, el Banco de España que exigió este miércoles al Gobierno que profundice en la devaluación salarial. En su último boletín, el supervisor bancario defiende la bondad de la reforma laboral. Pero, advierte, la nueva normativa solo será capaz de crear nuevos empleos si antes se recortan los salarios. Pide además la institución que los salarios pactados en convenio dejen de actualizarse en función del IPC, a pesar de que, según los últimos datos, solo cuatro de cada diez trabajadores encuentran amparo ya en las llamadas cláusulas de salvaguarda.

La otra institución, los sindicatos, encabezados por Cándido Méndez (UGT) y Ignacio Fernández Toxo (CCOO), se afanan en demostrar el “fracaso” de la política defendida por Linde. Toxo y Méndez, en una tribuna en El País, explican que el milagro alemán, basado en las exportaciones, tienen también un lado oscuro. Recuerdan que el país que preside Merkel exhibe una de las franjas de salarios más bajos de toda Europa. Culpan de ello a las reformas emprendidas hace diez años, en la época de Schroeder. Critican que un 20 por ciento de alemanes viva bajo el umbral de la pobreza. Y advierten de los 7 millones de alemanes que viven encadenados a una rueda que alterna ‘minijobs’ -a veces con salarios de un euro la hora- y desempleo.

La importancia de los costes laborales

Dos instituciones, dos modelos. Mientras el Banco de España aplaude la reforma laboral y su influencia depresora sobre los salarios, los sindicalistas celebran el modelo alemán de concertación, como explicación de su éxito exportador.

El Banco de España responsabiliza a la reforma laboral del frenazo en el ímpetu de crecimiento salarial, desbocado incluso en plena deflación. En 2012, los salarios pactados en convenio firmaron un alza del 1,3 por ciento, casi la mitad que el 2,5 por ciento del año anterior, según recuerda el supervisor, que también alaba el descenso en el coste laboral unitario, un 0,6 por ciento menor en 2012.

El supervisor afirma que la reforma laboral ha sido el factor más determinante a la hora de moderar salarios. No olvida la bajada de sueldo de los funcionarios y su efecto en la estadística. Ni el pacto salarial firmado entre empresarios y sindicatos en enero de 2012. Pero lo más importante, insiste, ha sido la reforma laboral por su influjo “significativo” en la “dinámica de la negociación colectiva”.

Mientras tanto, los sindicalistas se afanan en su tribuna a desmontar otro “mito” como es el de que la mejora de las exportaciones esté indisociablemente unida a una bajada de los costes laborales. Para ello, Toxo y Méndez citan al BBVA Research. En concreto, un artículo del servicio de estudios que asegura que “paradójicamente” el aumento en el coste laboral unitario “no ha sido un factor negativo” en la buena marcha de las exportaciones. Así, las exportaciones y en particular el éxito alemán en este campo se deben más bien al tamaño de sus empresas, a su inversión en tecnología, y sobre todo, al modelo de gestión empresarial que implica a los trabajadores y a sus representantes sindicales en los órganos de decisión.

El Banco de España, en cambio, pide al Gobierno que profundice en las políticas que devalúan los salarios, aunque demanda también una liberalización de mercados de bienes y servicios, que modere los márgenes empresariales.

Por su lado, los sindicatos concluyen pidiendo a Rajoy que haga frente común con otras fuerzas políticas y con las organizaciones sindicales y exija a Bruselas que amplíe el tiempo que España tiene para cumplir con el déficit, cambiando el foco hacia el mantenimiento y la creación de empleo. Dos organizaciones. Dos modelos de sociedad.