Montoro, campeón del mundo

23/01/2013

Luis Díez.

Entre la variedad de registros dramáticos que empleó el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, durante su comparecencia parlamentaria del miércoles sobre la amnistía fiscal y el “caso Bárcenas”, el cronista se queda con la del hombre satisfecho y pletórico con la que se proclamó “campeón del mundo”, sí, sí, textualmente, en recaudación. “Ya verán ustedes las cifras, verán que no hay país del mundo que con una recesión del 1,5% haya logrado una recaudación de un 4,5% superior a la del año anterior”. Y también veremos, según aseguró, que los “grandes contribuyentes”, es decir, los ricos y las grandes empresas que tributaban fuera, son los que más han aportado.

¿No es para estar contentos? Pues no. Tras el registro de campeón, el señor ministro volvió a la acrimonia porque le entristecen “los linchamientos y las insidias” a pesar del éxito recaudador. Aunque haya “muchos errores” no es justo, dijo, que aparezca la insidia, precisamente cuando tu esfuerzo es llevar más recursos a la hacienda pública. Unos recursos que en 2011 no estaban, que con los gobiernos de Zapatero habían desaparecido.

En su ejercicio de exculpación por la manga ancha de su amnistía fiscal, con reformas a la medida de los evasores para que el proceso no se saldara con un rotundo fracaso, según recordaron Álvaro Anchuelo, de UPyD y Laía Ortiz, de la Izquierda Plural, Montoro exhibió su registro irónico y didáctico ante los legos, a los que tildó de “incompetentes”, de hablar sin saber y de no saber de lo que hablan. Y fue entonces cuando incurrió en el principal error de su comparecencia.

Provisto de un tablet electrónico de última generación, cifró en unos 40.000 millones de euros la cantidad regularizada o aportada al circuito fiscal gracias a su amnistía. ¡Pero coño!, gritaron todos los portavoces, menos los de CiU y PP. Si la recaudación fiscal sólo fue de 1.193 millones, queda claro que la denuncia realizada el 27 de diciembre ante el Pleno del Congreso por el socialista Pedro Saura de que los evasores tributaban a menos del 3% –frente al 9 y el 10% consignado en el decreto– era escandalosamente cierta.

¿Y de Bárcenas? ¿Se acogió el tesorero del PP a las disposiciones de Montoro en el marco de la amnistía fiscal para regularizar los 10 millones de euros de las cuentas en Suiza, como dijo su abogado Trallero? Según Montoro, no figura en la lista secreta de las 29.065 personas físicas que regularizaron o blanquearon su dinero negro a coste ínfimo. Si lo hizo a través de alguna de las 618 sociedades que se acogieron también a la regularización y si, como es costumbre en esos ámbitos, utilizó testaferros, el ministro no lo sabe ni, por tanto, lo puede decir. Es lógico.

El enfrentamiento entre Montoro y el socialista Saura fue de alto voltaje. El diputado del PSOE, que pidió que se publique esa lista y reclamó “la auditoría de todos los españoles”, es decir, una comisión de investigación del Congreso sobre la amnistía fiscal, preguntó al ministro si como dirigente del PP había cobrado sobres de dinero B del tesorero Bárcenas. Y aquí Montoro rebasó el registro irónico y presentó su aspecto más osco, amenazante y furioso: “La ruindad en política tiene un límite y usted no hace más que enfangar; ni como persona ni como parlamentario merece consideración; el señor Rubalcaba y la señora Rodríguez deberían sustituirle”.

Sobre la petición de dimisión si se demuestra que Bárcenas blanqueó, Montoro exclamó: “¡Faltaría más!” Y sobre el tono amenazador, después de recordar que su declaración de bienes y rentas está en la web del Congreso, amagó: “Vaya a ser que a otros les falte algún elemento”. No importa si las declaraciones se publican desde 2011 y si el Senado ya ha eliminado la de Bárcenas, por cierto. Y también la de Cospedal. Lo que importa es la amenaza. En fin, una intervención edificante, la del campeón mundial.

 

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