Sequester, la palabra que lleva a Estados Unidos al «abismo fiscal»

06/02/2013

M. Larrañaga. Sequester, palabra que se traduce como secuestro o embargo, es como se ha bautizado en Estados Unidos a la actitud de los republicanos de no pactar con el Gobierno los ajustes para que entren en vigor los recortes automáticos conocidos como "abismo fiscal".

El horizonte está mucho más cercano de lo que creen todos. La Oficina Presupuestaria del Congreso estima que el 1 de marzo tendrán que empezar a entrar en vigor los recortes automáticos de gasto público, lo que equivale en la práctica a una amenaza seria de que la economía estadounidense experimente un frenazo en seco en su crecimiento e incluso que entre en una nueva recesión.

Por tanto, la economía estadounidense pende de un hilo muy fino. Tanto que Bernanke aseguró en su día no tener recetas para atajar esta posibilidad. Y si Estados Unidos, que es la locomotora que tira en este momento de la recuperación, se para, la recaída en la crisis está asegurada.

El pacto de finales de año para evitar el «abismo fiscal» no llegó a resolver esta cuestión. Sólo entró en materia de ingresos y decidió una subida de impuestos, pero no se habló de cómo contener los gastos para conseguir el objetivo final, que no es otro que la contención del galopante déficit presupuestario de Estados Unidos.

Pero una buena parte de los republicanos salió de la negociación con Obama al filo del fin de año con una idea clara: no volver a pactar con el presidente si no es desde una postura de fuerza absoluta.

Ahora, los halcones suponen que dejando que los recortes de gastos vayan entrando en vigor, Obama tendrá una postura más «urgente» y se le reducirá la capacidad de maniobra, evitando de esta forma que vuelva a «enredar» a los republicanos consiguiendo su apoyo en el Senado.

El problema es que el techo de deuda se ha elevado para tres meses, pero eso no parece ser suficiente a ojos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, que intenta cuadrar las cuentas y ve como ha transcurrido un solo mes del año y no cuadran ni a martillazos, por lo que ha reclamado un acuerdo, aunque sin grandes voces.

De igual forma parece estar actuado el presidente Obama. Discretamente, ha reclamado a los republicanos avanzar en la negociación, a la vista de que no hay avances y que prácticamente no hay negociación sobre el asunto de los gastos.

En las posturas de partida, Obama aceptó incluso entrar a recortar en su programa estrella, el MediCare, pero los republicanos no se conforman con ajustes. Quieren recortes generalizados y en toda regla y parecen dispuestos a seguir adelante con la estrategia del sequester hasta donde les sea posible.

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