El debate del Estado de la Nación dispara la expectativa de crisis de Gobierno

11/02/2013

Ángel García Moreno. Expectativas de una crisis de Gobierno con la que Rajoy podría diluir un debate político casi monopolizado por el paro, la corrupción y los recortes.

A medida que se acercan las fechas del Debate sobre el Estado de la Nación previsto para los días 20 y 21 de febrero, crecen las expectativas y rumores sobre próxima remodelación del Gobierno inmediatamente antes de la sesión parlamentaria, coincidiendo con ella o justo a su término.

La remodelación del Gobierno con los debates importantes como el de la Nación o con la convocatoria de elecciones no legislativas es una carta política que utilizan los presidentes del Ejecutivo para contrarrestar su mala imagen. Ha sido utilizado en el pasado por diferentes presidentes del Gobierno como Zapatero y Rajoy no sería una excepción.

De hecho el presidente del Gobierno se presenta ante el debate del Estado de la Nación con la peor cifra de paro de toda la historia, una economía que ha pasado el peor año de la crisis y una política de recortes que se ha manifestado en crecientes y cada vez más frecuentes protestas en las calles.

Para contrarrestar esta situación, Rajoy confiaba en presentarse ante el Debate sobre el Estado de la Nación con indicadores que mostraran una incipiente recuperación económica, pero los últimos escándalos sobre corrupción han echado al traste esta estrategia.

Esta es la razón por la que quienes opinan que la única opción de Rajoy para salir mínimamente airoso del debate del Estado de la Nación es una huida hacia adelante que supondría sacrificar algunos de los miembros del Gobierno, especialmente los «más quemados».

Es el caso de la titular de Sanidad, Ana Mato; del titular de Hacienda,  Cristóbal Montoro , impulsor de la amnistía fiscal y de la ministra de Empleo, Fátima Báñez que tiene el triste honor de ocupar esa cartera con un nivel récord de paro y de ser la cara visible de la reforma laboral.

También están quemados el ministro de Educación, Jose Ignacio Wert o el de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, pero no serían sacrificados ya que una cosa es que Rajoy aborde una remodelación «estética» del Gobierno y otra que entre en un cambio más profundo con mayor número de carteras afectadas. En este último caso el efecto político sería el contrario al buscado.

Precisamente el no querer dar imagen de debilidad es lollevaría a Rajoy a no abordar ahora una crisis de Gobierno. No hay que olvidar que, pese a estar en su punto político más bajo, Mariano Rajoy lleva escasamente un año al frente del país y empezar ahora con una remodelación fortalecería la estrategia de desgaste de los grupos de la oposición.

Las distintas alternativas está pues, abiertas, a diez días de que se aborde este debate sobre el Estado de la Nación al término del cual han sido convocadas varias movilizaciones en las calles.

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