La  crisis del sector inmobiliario, que afecta también con fuerza a las grandes compañías, tiene ahora en el foco de la actualidad a Reyal Urbis, que intenta evitar la suspensión de pagos (concurso de acreedores en la terminología actual). Y es que quedan escasas jornadas -el plazo que se han dado con la banca acreedora acaba el 23 de febrero- para alcanzar un acuerdo para refinanciar una deuda de 3.600 millones de euros a los que la empresa no puede hacer frente, aunque la cifra clave que está encima de la mesa es de 2.300 millones. Sería si se produce el segundo default más importante del sector después del que afectó a Martinsa Fadesa, con una deuda de 7.000 millones.

La compañía que dirige y controla accionarialmente Rafael Santamaría se acogió el pasado octubre al preconcurso de acreedores y desde entonces negocia con la banca acreedora una salida que les evite la suspensión y garantice el mantenimiento de la compañía. La compañía se ha mostrado dispuesta a segregar activos con el objetivo de venderlos y hacer frente así a parte de sus compromisos financieros. Una fórmula que sería compatible con la supervivencia de la sociedad. Los bancos más afectados son Santander, BBVA, Bankia y Sabadell, que se han mostrado dispuestos al canje de la deuda por activos, aunque, por el contrario, parece difícil que se reedite la solución pactada para Metrovacesa.

Reyal Urbis cuenta con unos activos de 4.194 millones y una deuda actual de 4.300 millones. Entre los activos, además de viviendas que no despiertan interés por los negociadores, están algunos centros comerciales como el ABC Serrano y la Esquina del Bernabeu, ambos en Madrid. Cuenta también con hoteles, como el Inn Madris Pirámides.