El informe pretende ser una herramienta para los profesores que participan activamente en programas de talento emprendedor durante la educación obligatoria y la formación profesional”. El informe se distribuirá en 30.000 centros educativos españoles.

España es de los países que más invierten en educación pero luego no se ven los resultados. ¿Dónde está el problema?

El problema está en el lastre que provienen de muchas leyes educativas muy erráticas y sin un cambio real en los planteamientos profundos de la educación.

¿Se puede aprender a emprender?

Se puede aprender casi todo. Y entre ello se puede aprender a emprender si se empieza pronto. Si se es generoso, porque hay que ser muy constante. Hay que trabajarlo dentro de todos los niveles educativos y hay que hacerlo de forma rigurosa.

¿Es necesario implementar esta cultura emprendedora en las escuelas?

Es fundamental. Necesitamos para el futuro alumnos que sean autónomos, que sean protagonistas de sus vidas y que sean capaces de afrontar desafíos que hoy nosotros ni siquiera somos capaces de imaginar. Que sean optimistas pero también realistas, capaces de afrontar las dificultades, ser creativos. Para fomentar la competitividad inmediata sobre todo de los alumnos que ahora están en la educación secundaria y en la post obligatoria. Que asuman que pueden cambiar la sociedad, que pueden vivir y que pueden generar bien social a través de su actividad en una empresa.

¿Es importante la formación del profesorado para impartir este conocimiento?

Creo que hay que hacer una apuesta por currículos definidos por competencias y con una adecuada formación exigente y rigurosa del profesorado que las imparte. Y no sólo esta competencia. Esta capacidad de emprender sin las competencias que tienen que ver con la cultura ética o con aprender a aprender y el autoperfeccionamiento personal no va tampoco a tener éxito. Por eso siempre insisto en que solo funcionará en el contexto de escuelas innovadoras que apuesten por otros modelos de organización y por un curriculum abierto de competencias.

En el informe «Aprender a Emprender» se habla de impartir una nueva asignatura sobre emprendimiento.

¿Sería incluir una asignatura optativa u obligatoria? ¿Para qué edades?

Sería la inclusión de algunas asignaturas, bien optativas bien obligatorias, con un contenido temático, pero a la vez sería la inclusión en todas las asignaturas, especialmente en estrategias específicas para fomentar el espíritu emprendedor en todos los ámbitos. Desde la educación infantil hasta los 18 años. Esta es la apuesta más exitosa en los países que han logrado implementar ese espíritu, ese talento emprendedor a sus escuelas.

¿Qué espera de la nueva ley de emprendedores?

Me gustaría que fuera generosa, que no pida resultados de forma inmediata porque las medidas que se hacen en las escuelas necesitan tiempo tiempo para madurar. Que se dedique algún tipo de medidas y de recursos específicos para fomentar desde pequeños el espíritu emprendedor con paciencia y no buscar simplemente medidas para lucirse en los medios de comunicación.

La figura del emprendedor/empresario no goza en España de una buena imagen. Así lo reflejan incluso los libros de texto.

¿Cómo se ve la figura del emprendedor en España?

Aquí hay un tremendo maniqueísmo nacional entre los buenos y los malos. Yo siempre digo que las escuelas se ven a sí mismas como ONGs. Parece que uno sale de la escuela pensando que los empresarios son los malos y los voluntarios y las ONGs los buenos. Yo creo que hay que cambiar ese imaginario porque la sociedad la hacemos entre todos y todos podemos crear bien social. Y ese cambio de imaginario es fundamental para que cambie esa visión de lo que significa ser emprendedor.

¿Qué papel deberían tener las empresas en todo este proceso?

Yo creo que hoy en día las empresas en España tienen poca cultura para abrir las puertas a los niños y a los adolescentes. Una cultura de colaboración como la que hay en otros países para que sea posible hacer algún tipo de prácticas, de puertas abiertas para los alumnos y escuelas en las empresas. Porque eso cambia la imagen, el imaginario que los estudiantes puedan tener de la empresa sería tremendamente positivo. Y aquí hay poca cultura de esa colaboración.