El subgobernador del Banco de España fue tajante el viernes al dejar claro que en su opinión las cajas deben convertirse en bancos si quieren captar capital en los próximos meses. La idea de “un traje para cada caja” se queda en el cajón a los ojos de la autoridad monetaria.

La última parte del mes de enero será clave para entrever el futuro de las cajas de ahorros como tales. Para el subgobernador del Banco de España, Javier Aríztegui, en las próximas semanas se ultimará la partida de cartas que se está jugando y, en su opinión, sólo hay una salida: que las cajas se conviertan en bancos y que las ‘fusiones frías’ que vienen protagonizando buena parte de ellas, den el salto decisivo que las equipare en la práctica a un fusión tradicional.

Aríztegui fue muy claro al respecto. En su opinión es posible, aunque no seguro, que los actuales SIP que se han formado entre varias cajas de ahorros sean suficientes como para poder acudir a los mercados financieros internacionales en busca de financiación de terceros que permita hacer frente a los elevados vencimientos de emisiones anteriores que se empiezan a producir a partir de la tercera semana de enero. Es probable, pero el subgobernador del Banco de España no lo tiene claro del todo. Habrá que ver como se comportan los mercados después de las fiestas navideñas.

Pero lo que tiene claro es que este tipo de unión, que significa compartir ciertos activos y pasivos estratégicos de las cajas que se juntan pero no todos, es muy probable que no sea suficiente para conseguir capital mediante emisiones de acciones del vehículo diseñado en esas condiciones. Aríztegui fue muy tajante: si es capital lo que necesitan es posible que deban convertirse en bancos siendo “necesario un mayor aporte de activos y pasivos estratégicos a dicho banco” añadiendo que “esta decisión hay que tomarla con prontitud”.

Se ha acabado, según esto, la posibilidad de que las cajas elijan libremente su futuro como se refleja en la modificación legal recientemente aprobada por las Cortes que abría un amplio abanico de posibilidades. En palabras de uno de los asistentes a las jornadas organizadas por Caja Granada donde el subgobernador planteó el ultimátum “solo hay un camino para el futuro de las cajas. Se ha terminado el espejismo de varias opciones”. Las cajas deben transferir al banco que han creado entre ellas “íntegramente el patrimonio afecto a su actividad bancaria, a cambio de acciones” convirtiéndose de hecho en cajas de ‘actividad indirecta’ o en fundaciones que administren el patrimonio que les genere dichas acciones, en palabras del subgobernador.

La intervención de Aríztegui fue seguida con atención por varias decenas de asistentes a las jornadas y el subgobernador señaló que es necesario reducir de forma nítida “los plazos previstos para la consolidación de los proyectos en marcha, acortando de forma significativa los calendarios de los planes de integración que se barajaban hace seis meses”. La transformación de una ‘fusión fría’ en algo que se parezca como dos gotas de agua a una ‘fusión caliente’ debe hacerse de forma inmediata ya que “el tiempo es oro” y las necesidades de las cajas de ahorro son muy elevadas y están a la vuelta de la esquina.

El subgobernador fue taxativo al señalar que si no se logra una “comunicación fluida” entre los equipos de tesorería surgidos de las integraciones y fusiones de las cajas y los acreedores de la zona del euro, ‘los mercados’, habrá que “afrontar un escenario complicado”. Para el subgobernador las cajas tienen que pedir financiación ajena y capital en elevadas cantidades y deben hacerlo “rápidamente y en un entorno poco propicio” para ello.

Para dejar claro una vez más qué quería decir, el subgobernador acabó su intervención haciendo un guiño a los organizadores: si al principio de su intervención había agradecido a Caja Granada su invitación al acto, al final señaló que realmente a quien se lo agradecía era al SIP “Mare Nostrum” en el que está integrada la caja junto con otras tres. Para el Banco de España ya no hay cajas individuales sino SIPs. Es el signo de los tiempos.