Lo primero que hizo por la mañana temprano fue ir a la basílica de Santa María la Mayor para rezar a la Virgen, tal y como anunció el día de su elección. Después y en un coche no oficial se dirigió a la Casa Internacional del Clero, donde reside cuando está en Roma, donde donde recogió su maleta y pagó la cuenta, como hace cualquier cliente.

Por la tarde celebró, con los cardenales su primera Misa como Pontífice, lo que hizo en la Capilla Sixtina, y pronunció su primea homilía como Papa. Una homilía centrada en el mensaje cristiano de la renuncia y el sacrificio y  sin referencias a cuestiones temporales que deleitaran a los que esperan una mínima ocasión para arremeter contra él.

«Cuando caminamos, edificamos y confesamos sin llevar la Cruz de Cristo, obispos, cardenales, Papas, somos mundanos pero no discípulos de Cristo», dijo en la homilía.

«Hay que tener el coraje de caminar con la Cruz del Señor -añadió-y edificar la Iglesia sobre la sangre de Cristo y de confesar la única gloria: Cristo crucificado».

El nuevo Papa se detuvo en el elemento común de las dos lecturas y el evangelio: El movimiento en el camino, en la edificación de la Iglesia y en la confesión. «Caminar, edificar, confesar», remarcó.

Así, comenzó explicando que el Señor invita a caminar en su presencia y recordó que «la vida es un camino y cuando se para, la cosa no funciona». «Quando ci fermiamo la cosa non va», dijo en italiano, idioma en el que ha pronunciado toda la homilía.

Además, subrayó que hay que «edificar la Iglesia, la esposa de Cristo sobre la piedra angular», no como los castillos de arena que hacen los niños que se derrumban fácilmente.

Y confesar. «Podemos caminar y edificar todo lo que queramos pero si no confesamos ante Jesucristo, la cosa no funciona», ha añadido, al tiempo que ha subrayado que «quien no reza al Señor, reza a la mundanidad del diablo, al demonio».

El nuevo Papa y la dictadura de Videla

Uno de los asuntos que estuvo sobrevolando todo el día fue la actitud que mantuvo el nuevo Papa durante la brutal dictadura argentina tras el golpe de Estado del general Videla intentando implicarle en la misma.

Al no poder conseguirlo porque no tuvo ninguna colaboración, los críticos han empezado a atacarle por lo que debería haber hecho según ellos y no hizo. El caso es criticar.