Agencias descalificadas

20/12/2010

Maite Vázquez del Río.

A día de hoy no se entiende muy bien el papel que están desempeñando las agencias de calificación o rating. Flaco favor están haciendo todas ellas a la salida de la crisis económica de muchos países y muchas entidades financieras, pero de lo que no cabe duda es de que cada vez que estornudan acatarran a todos los mercados.

Lo que resulta chocante es su última «amenaza» contra el sistema financiero español. Nada más y nada menos que 30 entidades financieras, incluidas las más importantes del país están en su punto de mira. Lo que a estas alturas de la película resulta más que un esperpento, y que su memoria es más pequeña que la de un pez. No es de extrañar que Miguel Boyer, ex minostro de Economía, las acuse directamente de encarecer la salida de la crisis.

Hace tan solo dos años, cuando estalló la crisis y los grandes países reflexionaban en el G-20 cómo habíamos llegado a una de las peores situaciones económicas que se recordaban desde 1929, el sistema financiero español era puesto como ejemplo. Tenía hechos sus «deberes» con antelación y ninguna entidad, salvo Caja Castilla La Mancha, tuvo que ser intervenida. Las más afectadas, las cajas entraron en un proceso de reestructuración que aún continúa, y que dejará el sistema de cajas en un esqueleto, con un número mucho menor, pero fortalecido a través de sus fusiones.

Basilea III ha traído más «deberes» para que pase lo que pase tengan cobertura suficiente para aguantar puntuales amenazas y riesgos. Todo parecía ir por buen camino, incluídas las urgencias que está dando el Banco de España para que los procesos de fusiones acaben cuanto antes. La mayoría está a punto para empezar 2011 y capear el último aguacero hasta que la economía ponga su rumbo adecuado.

Pero ahora viene Moody’s y toda la credibilidad, apuntalada en el primer test de estrés que se hizo en toda Europa, se echa por tierra. La situación económica y las malas perspectivas que esta misma agencia augura para España van a afectar al sistema financiero, sobre todo a su capitalización, rentabilidad y acceso a los mercados de financiación. Y todo esto junto, dice Moody’s, colocará a los bancos y cajas españoles en una situación «débil». En su bolita de cristal aparece un progresivo deterioro de los activos que tiene el sistema financiero español, y que además les va a afectar la «nota» que darán a la economía española.

{destacado}Escuchadas estas amenzadas, se me antoja que también los países y los principales organismos internacionales deberían calificar a estas agencias. Parece que todo el mundo se ha olvidado de su actuación justo antes de la crisis. Si entonces hubieran aplicado el mínimo rigor que hoy exageran (los datos oficiales no coinciden con sus malos augurios), tal vez las quiebras, empezando por la de Lehman Brothers  y -un dato que acabo de averiguar- otras 135 entidades desde después del verano de 2007, no se habrían producido.

Ya entonces, se miró con desconfianza su papel. En las primeras reuniones del G-20 salieron malparadas por no ver venir nada de lo que estaba ocurriendo y dar por seguro que entidades emblemáticas y poderosas no tenían problemas. Pero aquellas críticas se han ido diluyendo. No se ha hecho nada porque sus criterios se ajusten al rigor, y sobre todo, se ajusten a que los mercados no asalten las economías por su causa. ¿Quién las controla? La crisis ha dejado claro que quedaron descalificadas, pero ¿quién las está dando mayor poder del que tenían? ¿Los especuladores?

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