Aunque ha cerrado su estructura de capital “en tiempo récord”, con 4.800 millones de euros, 28 accionistas e inversores privados, que suponen el 55%, el 20% extranjero, los responsables de la Sociedad gestora de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), más conocida como el ‘banco malo’, prefieren recurrir a la modestia. Su presidenta, Belén Romana, insiste en que la Sareb “es una entidad de liquidación”, que debe desaparecer en un plazo máximo de 15 años, y que desde este planteamiento de que “queremos vender y desinvertir maximizando el valor de los activos”, el ‘banco malo’ es un «jugador más, no va a jugar un papel decisivo» en el mercado inmobiliario, por lo que no va a determinar los precios de los inmuebles en España. «Vamos a ser menos de un 4% del mercado. No vamos a ser quienes generemos los precios, sino un actor más que compita con los demás”, insiste.

Pero, al mismo tiempo, Belén Romana deja muy claro que los precios de las desinversiones “los fija la Sareb, con el planteamiento general de defender el margen”. “Nuestra estrategia no puede ser vender con descuento, sino aplicar un margen adicional al precio de transferencia”, insiste.

La presidenta de la Sareb señala que “es posible que en 15 años cambie” el accionariado del ‘banco malo’.” Estaremos abierto a quienes quieran entrar, pero nuestro objetivo no es la captación de capital, sino desinvertir«, responde a una pregunta de diarioabierto.es sobre las entidades que anunciaron una inversión en la Sareb o una ampliación de la ya realizada y finalmente no la han realizado.

Tras la aprobación del plan de negocio revisado por el consejo de la Sareb, y que según Romana ha generado «una impresión muy positiva» en Bruselas, continúa el compromiso de generar una rentabilidad entre el 13% y el 14% durante los 15 años de vida del ‘banco malo’. Solamente se contemplan unas pérdidas, y “no significativas”, este año, “un ejercicio especial y recortado”, justifica Walter de Juan, director general del ‘banco malo’.

 

La mitad del balance, en cinco años

El nuevo plan, el segundo desde la creación de la Sareb hace unos meses, habla de 50.449 millones de euros en 197.474 activos traspasados, de los que 107.000 son inmobiliarios (76.000 viviendas vacías, 6.300 alquiladas y 14.900 suelos) y 90.500 son préstamos o créditos. El 75% del balance del ‘banco malo’ son préstamos: 39.424 millones de euros, frente a los 11.357 millones en activos inmobiliarios (54% productos terminados, y 24%, suelo).

La previsión es que el quinto año el balance se haya reducido en un 44%, y se haya repagado el 49,9% de la deuda, con la venta de la mitad de su cartera de viviendas. Con estos números se alcanzaría el objetivo de rentabilidad anual del 14%.

En 15 años, la desinversión de activos aportará 52.858 millones de euros (27.557 millones en promoción y desarrollo; 21.948 millones en producto terminado, y 3.353 millones, en rentas), y los cobros e ingresos de los préstamos supondrán los 22.952 millones. Total: 75.810 millones.

El director general de la Sareb asegura que el inversor institucional, tanto nacional como extranjero, ha mostrado interés ya en primera vivienda, segunda residencia, oficinas, naves y locales en renta, y también en vehículos de inversión especializados. Y que también se han acercado compradores particulares. Recuerda que la Sareb utiliza el canal de las entidades financieras nacionalizadas (Bankia, CatalunyaCaixa, Banco de Valencia, Banco Gallego, NCG Banco) o que han recibido ayudas públicas (BMN, Liberbank, Caja 3, Caja España Duero). “Como entidad de liquidación, la Sareb debe tener una estructura pequeña”, subraya la presidenta, Belén Romana.

 

Relaciones con los grupos de interés

Óscar García Maceiras, secretario general y del consejo de Sareb, explica la regulación de la relación con los grupos de interés. Con los proveedores, “concurrencia competitiva, transparencia y sana rotación”. Con los accionistas, “tutela de los intereses de la Sareb, aunque contradigan los de éstos; no acceso a la información, no intervención en deliberación y debe de abstención en caso de conflicto de interés, e información periódica para detectar potenciales conflictos”. Con los empleados, “compromiso de integridad y código ético de conducta”, que se aprobará el próximo consejo”. Para los compradores, “concurrencia competitiva, transparencia, garantía de mejor precio para la Sareb, y una política de desinversión”, que se aprobará próximamente.