En estas horas más subterráneas que bajas de la Unión Europea hay ciertas armonizaciones que no cuestan un euro y que bien podrían dilucidar a qué atenerse a la hora de ejercer eso que se llama la responsabilidad política. Es difícil establecer parámetros en asunto que mucho tiene que ver con la vergüenza torera de cada cual, pero a fuerza de esas comparaciones que se tienen por odiosas cuando a menudo son muy elocuentes algún término medio pudiera surgir. Por ejemplo entre que un ex ministro dimita como diputado por mentir sobre una multa de tráfico y que otro en ejercicio de su cargo, o perpetración del mismo, no lo haga por mentir, y por escrito para que no quede duda alguna, sobre el déficit que tutela. Quizás sea un detalle nimio pero, por si acaso, recordar que el primero es británico y el segundo español.

O uno está con la torrija, que bien pudiera ser por las fechas, o que se adulteren las cuentas con burdas argucias fiscales con el visto bueno de quien tiene que ser más escrupuloso que nadie es un hecho muy grave. Primero haces la trampa (olvidar tontamente incluir devoluciones a los contribuyentes) y luego te dejan en evidencia o, por decirlo sin anestesia, haces un soberano ridículo hasta para Montoro que de siempre ha sido muy competitivo en estas lides. Las previsiones de ese sacrosanto déficit, coartada de las mayores tropelías sociales que recordarse puedan, no se han cumplido ni con estos trucos, lo que de modo eufemístico se considera contabilidad creativa, pero eso no ha sido óbice para que el Gobierno quite hierro a estas menudencias.

Se entiende como tal que Hacienda trate de engañar a Eurostat con tal desparpajo que, tras ser pillada en el renuncio, acuse a la propia agencia de haber cambiado el método. Cosa que no es cierta como bien dijo el organismo europeo y que, por tanto, delata que o el departamento de Montoro no se entera o miente. Dos opciones de las que sólo cabe sopesar cuál de ellas se antoja más calamitosa aunque en este caso no sean incompatibles. En síntesis, esa cifra que iba a ser del 5,8% según ese cuadro macro elaborado desde ese optimismo que tanto se objetó a Zapatero, luego se comprometió con Bruselas en el 6,3%, más tarde se elevó al 6,74% para ser enviada a los tutores comunitarios y éstos a su vez la han establecido en el 6,98%.

Por tanto aquello del ‘te mueves más que un garbanzo en la boca de un viejo’ (rancio chascarrillo que usábamos gentes de edad ya inconfesable) debería dar paso por méritos propios al más actualizado y europeísta ‘te mueves más que el déficit de don Cristóbal’. Normalmente hacia arriba todo sea dicho aunque no por él ya que, por si fueran pocas sus habilidades como tahúr tributario, suma a ellas unas impactantes dotes adivinatorias. De hecho en una entrevista televisiva aseguró que si el déficit no lo dejaba Bruselas en el 6,74% sería porque sería inferior a esa cifra. Lo dicho. Que tiemble Rappel