Quedan lejos las grandes reconversiones industriales llevadas a cabo por los primeros Gobiernos de la democracia, pero así como el sector siderúrgico se encauzó con la integración de las antiguas empresas públicas en un gran grupo internacional, el sector naval todavía en manos del Estado cuenta en la actualidad con similares problemas a los de décadas anteriores, que se saldaron con una reducción de más de 15.000 empleos. Navantia, grupo surgido con la fusión de las astilleros civiles y los militares, atraviesa de nuevo una etapa muy difícil marcada por las fuertes pérdidas y la escasa cartera de pedidos.

Esta empresa, participada el 100% de su capital por la Sociedad Estatal de Participaciones Estatales (SEPI), presentará unas pérdidas en el entorno de los 50 millones de euros en 2013, lo que le lleva a acumular un déficit de 170 millones en tres años (42 millones en 2011, 78 millones en 2012 y 49 millones de este ejercicio). Si se suma la de dos anteriores, el déficit es superior a los 350 millones de euros.

En este contexto, el presidente de la SEPI, Ramón Aguirre, no descarta tener que acudir a la financiación externa y a una posible reestructuración patrimonial. La sociedad estatal va a poner en marcha un plan de viabilidad para los astilleros que evite la entrada en un terreno crítico. que tiene su principal causa es la casi nula actividad por falta de pedidos. Los precios de Navantia, según datos de la SEPI, son un 15% superiores al de sus principales competidores, y llega al 50% respecto a los países asiáticos.

La crisis de esta industria se refleja además en las ciudades que, como Ferrol o San Fernando (Cádiz), dependen en gran medida de la construcción naval, ya sea por el impacto en las empresas auxiliares como en la actividad económica en general.

Con la cartera bajo mínimos, la SEPI  intenta cerrar el contrato con Pemex para la construcción de dos buques.hoteles, para los que ya se ha aportado los avales requeridos.