Cirugía robótica

22/12/2010

José María Fernández-Rúa.

Parafraseando a Fray Luis de León, que retomó sus clases en la Universidad de Salamanca tras su encarcelamiento por la Inquisición (“como decíamos ayer…”) y que siglos después utilizó Miguel de Unamuno a su regreso a las aulas tras el destierro forzado, volvemos a insistir en el valor de la investigación y desarrollo en el campo de la biomedicina, no solo para conseguir fármacos eficaces para múltiples enfermedades sino también ingenios diagnósticos, que es la contribución de la física. Esta vez es obligado referirse al robot Da Vinci que se ha instalado en los quirófanos del hospital que el Grupo Hospital de Madrid tiene en Sanchinarro.

En pocas palabras: es un dispositivo que ya ha cumplido quince años en diversos centros hospitalarios de todo el mundo. El robot adquirido por la familia Abarca, propietaria del grupo Hospital de Madrid, es de última generación y permite que el cirujano haga mejor su trabajo, disminuyendo la pérdida de sangre y, por tanto, minimizando la necesidad de transfusiones. También se reduce el tiempo quirúrgico (que se traduce en menos cantidad de anestesia) y menos tiempo de hospitalización.

No hace falta subrayar que la cirugía robótica mejora los resultados quirúrgicos en aquellas intervenciones en las que está correctamente indicado su uso. Muchas de estas indicaciones proceden de la cirugía oncológica, tanto de tumores urológicos, como ginecológicos o digestivos. Como subrayan diversos especialistas, en este tipo de intervención compleja, en la que la precisión en la extirpación de tejido tumoral y el respeto a tejidos sanos, vasos y nervios es fundamental para una correcta supervivencia libre de complicaciones ligadas a la propia técnica quirúrgica, es donde la cirugía robótica se convierte en una herramienta muy útil.

Las aportaciones de la cirugía robótica para el cirujano se concretan en visión tridimensional real con aumento normal de trabajo de diez veces; utilización de instrumentos articulados; realización de movimientos naturales e intuitivos similares a la cirugía abierta; alineación de la vista, manos y campo quirúrgico; uso de una cámara controlada por el cirujano y de cuatro brazos; eliminación del temblor de las manos y postura de trabajo ergonómica.

Cualquier intervención que pueda ser realizada por laparoscopia o toracoscopia es susceptible de realizarse con el sistema quirúrgico Da Vinci, pero hay procedimientos de determinadas especialidades que, por su complejidad técnica y, por tanto, por su larga curva de aprendizaje con la laparoscopia o toracoscopia convencionales, son especialmente idóneos para su realización con el robot.

Entre estas especialidades figuran la Urología (prostatectomía radical, pieloplastia, reimplantación ureteral, nefrectomía en donante vivo, entre otras); Ginecología (histerectomía simple, histerectomía radical con linfadenectomía pélvica y paraaórtica, miomectomías, y reconstrucciones tubáricas); Cirugía General (del tercio inferior de esófago, neoplasias de sigma y recto, cirugía bariátrica o hepato-bilio-pancreática, etc) y la Cardio-torácica (by-pass aorto-coronario sin CEC, reparación mitral y de la válvula tricúspide, comunicación interauricular, timectomías). El robot Da Vinci también se puede utilizar en cirugía pediátrica y en Otorrinolaringología.

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