Rajoy y Zapatero tantean un pacto económico a 5 años

22/12/2010

Luis Díez. Cinco años, cinco, de esfuerzo y compromiso político para corregir los desequilibrios económicos y remontar la crisis reclama el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a su oponente Mariano Rajoy y a los dirigentes de las fuerzas nacionalistas antes de desear a todos “feliz Navidad”.

La derecha está dispuesta a explorarlo. Pero la izquierda del PSOE ya vislumbra el gran pacto de centro-derecha, la “gran coalición” que se avecina, y se prepara para lanzarse a la calle porque ya sabe que los esfuerzos y sacrificios van a recaer sobre los de siempre, los asalariados y los pensionistas.

Este es, a grandes trazos, el resumen de la última intervención del año del presidente Zapatero ante el pleno del Congreso. Acudió a contar los resultados del Consejo de Bruselas y se encontró con la mano tendida de Mariano Rajoy para hacer frente común a los retos. “Espero que su disposición al diálogo no sea fruto del espíritu navideño”, dijo Zapatero. Y acto seguido manifestó su sintonía sobre la conveniencia de mantener la estabilidad del euro y de abordar conjuntamente, “gobierne quien gobierne”, el proceso “semiconstituyente” que en materia económica ha comenzado a abrirse paso en la Unión Europea.

Zapatero afirmó: “Creo que tendremos eurobonos, no se cuando, pero tendrá que haber unos criterios que cumplan todos los países”. Y colocó la bola de cristal sobre la tribuna: “Veremos eurobonos, veremos la armonización fiscal, veremos la armonización laboral y a lo mejor la convergencia en política educativa. Y como esto se va abriendo paso, necesitamos acuerdos de fondo porque Europa sigue siendo la solución”. Rajoy no sólo se alegró de la clarividencia de Zapatero sino que exclamó: “Celebro que el presidente del Gobierno haya aceptado que hablemos”. En el banco azul, el vicepresidente Rubalcaba abría bien los ojos, como diciendo, “este no es Rajoy, me lo han cambiado”. ¿Quién engañará a quién?

El jefe del Ejecutivo identificó la raíz de nuestros males: la falta de productividad. “Hay una evolución negativa de nuestra productividad, que es la causa del endeudamiento y del déficit exterior; de 1996 a 2006, la evolución de la productividad ha sido del 0,6% frente al 1,7% de la UE y al 2,2% de Estados Unidos; crecíamos con ahorro exterior; cuando eso se rompe por la crisis financiera, emergen los desequilibrios estructurales”. Y a continuación pidió al PP y a los nacionalistas que adopten una actitud colaboracionista para “sumar esfuerzos” durante un lustro para conseguir la “estabilidad fiscal a largo plazo”, en cuyo marco situó la reforma de las pensiones, y la “reforma laboral” para producir más y mejor e incrementar nuestra competitividad.

Para defenderse de una izquierda correosa y peleona que no acepta la entrega de los derechos sociales trabajosamente conquistados a los mercados del capital, el presidente invocó el “gran desarrollo” del Estado del bienestar, de la enseñanza, la sanidad, la dependencia, y retó a Joan Ridao (ERC) y a Nuria Buenaventura (IU-ICV) a buscar un país con un sistema sanitario gratuito y de mayor calidad que el nuestro o alguna nación en la que la solidaridad en materia de pensiones haya avanzado tanto como en la nuestra. “España es el país que ha construido un Estado de bienestar más fuerte en menos años”, terminó a modo de lema electoral.

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