Pescanova teme que el grupo sea fraccionado y vendido a competidores

10/04/2013

T. Juanes. Con las negociaciones con la banca estancadas, la liquidación es una palabra que ha aparecido en el panorama de Pescanova. Un escenario que podría beneficiar a algunos competidores como Oetker

La grave situación que atraviesa Pescanova parece muy lejos de encaminarse hacia una solución que garantice su supervivencia, al menos con un perímetro cercano al que tiene en la actualidad. Detrás de la decisión de acogerse al concurso voluntario de acreedores, cuando aún tenía tres meses para negociar con la banca acreedora, está el temor a la liquidación. Liquidación que llevaría al fraccionamiento, venta de activos y sociedades a empresas competidoras, como la alemana Oetker.

Pero ¿ha sido ésta una estrategia correcta para evitar esa vía traumática?  Las diferencias entre los consejeros -no hubo unanimidad en la votación-  apuntan a que no todos los socios consideran que sea el camino más idóneo para salvar el grupo, al tiempo que tiene otra repercusión muy negativa: la banca acreedora no está dispuesta a aportar liquidez mientras que a una crisis interna le suceda otra de igual o más calibre. Y la falta de circulante parece que es ya un problema acuciante y está detrás de la presentación de preconcurso por parte de Pescafina, la principal filial del grupo, y que ha presentado hasta ahora resultados positivos. Esta especie de efecto domino podría trasladarse a otras participadas en algunos de los países en los que el grupo está presente.

No obstante, el enfrentamiento en el consejo, que dificulta que el steering committe se pueda sentar enfrente de un interlocutor válido, no es el principal obstáculo para que los acreedores den un margen , es decir un crédito puente de unos 50 o 60 millones de euros, para que la multinacional pesquera pueda hacer frente a los gastos más perentorios. El retraso en la presentación del balance del ejercicio 2012, debidamente auditados, está sublevando a los bancos, en una etapa en la que las entidades financieras no están dispuestas a que les creen nuevos agujeros.

Y ayer así se reflejó en la conferencia mantenida entre el grupo de bancos que lidera las conversaciones con la compañía. Otra reclamación de los acreedores es que KPMG audite el grupo, aunque la dirección parece más proclive a contratar a alguna de las otras grandes auditoras. Mientras, el nuevo plazo dado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para presentar una radiografía veraz de la cuentas concluye el lunes y el grupo se arriesga, además de a una multa, a las medidas legales que pueda emprender el organismo regulador. Previsiblemente, por cuestiones legales, el envío de la documentación deberá ser precedido de una reunión del consejo de administración.

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