El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, está convencido de que escribe correctamente el “prólogo” de la salida de la crisis económica, y de que, en contra de los pronósticos a los que apela el dirigente del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, podrá concluir el introito antes de que termine la legislatura. Rajoy explicó con un mes de retraso al Congreso los acuerdos de la última cumbre de la UE y salió como pudo de las contradicciones del Ecofin sobre el rescate a Chipre a costa de los depositantes bancarios que, siendo en su mayoría rusos, han experimentado los efectos de esa república bananera llamada UE con el visto bueno de España. Para tranquilizar a los ahorradores ya sabemos que “España no es Chipre”. Tampoco era Grecia.

Tras un bodrioso debate de cuatro horas sobre los acuerdos del mencionado Consejo Europeo, el presidente aprovechó las preguntas de la oposición para anunciar el próximo plan de “reformas estructurales”. Mira que les gusta el palabro “estructurales”;  Si una reforma no es “estructural” no es reforma ni es nada. Que sepan que las reformas estructurales que impulsará el Gobierno se refieren al “factor de sostenibilidad” de las pensiones, al mercado interior y a la racionalización de la administración. Dicho en otras palabras: al nuevo ajuste de las pensiones, a la supresión de las normativas de comercio, etiquetado y demás garambainas de los ayuntamientos y autonomías en aras de la unidad comercial, y a la eliminación de las entidades municipales menores, es decir, las pedanías, juntas municipales y ayuntamientos con poca población.

Como se puede observar, la estructura siempre se reforma ad peium (a peor) `por la parte menos resistente. Ad meium se suele reformar el tratamiento a la banca a ver si fluye e influye el crédito en el consumo y la producción, que, de momento, no. De esta guisa, o sea, con más de lo mismo y de lo anterior, acabó el toma y daca entre el presidente y los de la oposición. Al de CiU Pere Macías, Rajoy le dijo que todo irá a mejor, y al del PSOE, Pérez Rubalcaba, que en 2013 se destruirá menos empleo que el año anterior. “Es el prólogo de la salida de la crisis”, aseguró. El relato todavía tardará en ser escrito pese a los signos positivos de la balanza comercial, al superávit de los intercambios comerciales con la UE y al incremento de la competitividad gracias a los ajustes salariales.