La piratería en los mares, mediante asaltos a buques mercantes para robar las mercancías y para secuestrar a los tripulantes, cuesta a las navieras y a otras empresas entre 7.000 millones de dólares y 12.000 millones anuales, según estimaciones de la fundación One Earth Future. La piratería somalí, la más activa del mundo, genera unos gastos que oscilan entre los 6.600 millones de dólares y los 6.900 millones cada año.

La industria del transporte marítimo acapara más del 80% de las pérdidas totales provocadas por la piratería somalí: entre 5.300 millones de dólares y 5.500 millones.  Aunque la tasa de éxito de secuestros se redujo, el precio de los rescates en realidad ha aumentado. Y actualmente hay más de un centenar de rehenes en poder de los piratas.

Aunque se ha registrado una disminución de la piratería en la costa de Somalia, los ataques van en aumento en otras localizaciones, especialmente en el Golfo de Guinea y en Indonesia. Según el informe «La piratería y el atraco a mano armada contra los buques”, elaborado por la Oficina Marítima Internacional, en 2012 se denunciaron 297 asaltos a buques por bandas de piratas: 81 en Indonesia, 49 en Somalia, 27 en Nigeria, 15 en Togo, 13 en el mar Rojo, 13 en el golfo de Adén (Yemen), 12 en Malasia y 11 en Bangladesh.

El costo de la piratería marítima es considerable y puede causar un daño significativo en los resultados de una empresa. Entre los costes de estos actos de piratería se incluyen los rescates, el pago de una tarifa a las aseguradoras, el cambio de ruta de los barcos para situarlos fuera de las zonas de riesgo de piratería, el mayor uso de combustible por el aumento de velocidad para pasar por las zonas de peligro lo más rápido posible, y los que generan las fuerzas navales o la seguridad privada en los buques. También hay que contar con el coste humano: asesinatos de tripulantes, secuestros de hasta 18 meses, traumas asociados a la experiencia vivida como rehenes.

Anthony Sharp, presidente de la empresa de protección marítima Typhon (formada por ex oficiales de la Royal Navy y de la Royal Marine británica, con el respaldo de dos empresas internacionales de transporte marítimo del Reino Unido, y con generales y almirantes en su consejo de administración), señala que «las cifras sugieren que la piratería en aguas de Somalia está disminuyendo, sin embargo, los grupos de acción pirata todavía están por ahí, y de acuerdo con el contralmirante de la Armada Rusa, Vasily Lyashok, los piratas somalíes son muy flexibles y se están adaptando a las nuevas estrategias, organizándose mejor y reforzándose con una red de apoyo con comunicaciones por satélite, bases en tierra, almacenes, arsenales, centros de formación para sus piratas, y un líder único liderando esta asociación”. Además, se ha detectado que las bandas de piratas de Somalia están diversificando sus asaltos y se han introducido en el mar de Omán.

Para Sharp, “la disminución de la piratería en Somalia tiene mucho que ver con un período prolongado de tiempo monzónico, el cambio de ruta de los buques a la costa occidental de la India, en vez de por el cabo de Buena Esperanza, la presencia de fuerzas navales extranjeras y la utilización de empresas privadas de seguridad marítima para disuadir a los piratas”. Y avisa. “También está siendo muy común el no denunciar incidentes menores de piratería para evitar un aumento en la tarifa de pago del seguro”.

«Con la disminución de los presupuestos navales en todo el mundo, existe la posibilidad de que los países comiencen a reducir el nivel de seguridad que pueden ofrecer a sus propios buques mercantes y, finalmente, retirar sus fuerzas navales en algunas de las aguas más peligrosas del mundo. Si esto ocurre, los ataques se intensificarán, porque la amenaza sigue ahí y los piratas están fuertemente armados”, pronostica el presidente de Typhon.

«Hay lugares en los que estamos viendo no sólo un incremento de la piratería, sino un aumento en el nivel de violencia en esos ataques. La costa de África Occidental o el golfo de Guinea son un ejemplo, donde alrededor de 30.000 buques transitan a través de esta ruta comercial al año, incluidos buques que transportan petróleo y gas siendo estos productos uno de los principales atractivos para los piratas. Miles de millones de dólares de los ingresos del petróleo de Nigeria al año se están perdiendo como consecuencia del robo de éste por parte de la comunidad de piratas”, insiste Sharp.

 

Impacto en la inversión extranjera

Los ataques de las bandas piratas provocan una percepción de inseguridad en los países afectados por los asaltos, lo que reduce los intercambios de bienes con otras naciones, y disuade a la inversión directa extranjera. Los daños a la carga o las demoras en la entrega de productos como el petróleo tienen enormes implicaciones para las empresas.

Hay preocupación entre las empresas por la protección inadecuada que reciben los barcos y por el más que probable aumento de la delincuencia marítima que acarreará la decisión de retirada de la presencia naval Eunafor en el Golfo de Adén en Somalia, prevista para 2014.

El presidente de Typhon cree que “la confianza empresarial está cada vez más afectada, y no sólo por la piratería somalí, sino también por hechos como los que tienen lugar en zonas geográficas políticamente inestables a lo largo de las principales rutas marítimas”. “Independientemente de la causa de los disturbios, el resultado es siempre perjudicial para el crecimiento del comercio internacional, que en un mercado cada vez más global es una preocupación. Se ha producido un aumento de la incertidumbre y la inestabilidad geopolítica que tiene que ser contrarrestada con la libre circulación de mercancías”, argumenta.