Si en casa hay amantes o fanáticos del automóvil, pequeños o mayores, esta semana ponemos rumbo hacia un destino perfecto: la ciudad alemana de Stuttgart, sede central de la mítica casa Porche, que cuenta con un museo, al igual que Mercedes Benz. Pero para completar esta escapada cien por cien automovilística, nada como alojarse en el Hotel V8. Todo un cuatro estrellas donde cada habitación tiene su propia personalidad al estar decoradas con elementos singulares y objetos originales del mundo del coche, empezando porque podemos dormir sobre el chasis de modelos míticos, clásicos y del futuro.

Para sentirse como un auténtico ganador de la Fórmula 1 nada como alojarse en la habitación “Carreras”. Una cama hecha a mano simula un podio ganador donde los más pequeños no dejarán de hacerse fotos, eso sí, seguro que las peleas vendrán por situarse en el número uno. Un dulce sueño, en más de 37 metros cuadrados, rodeado de las fotos de los pilotos más famosos y de banderines que anuncian la llegada a meta junto a unas paredes en las que se dibujan circuitos de carrera.

En la habitación Carwash se recrea un enorme túnel de lavado. El chasis de un blanco Mercedes hará las veces de cama en cuya cabecera encontramos dos columnas de lavado, en su baño un cielo de lluvia integrado y cepillos de masaje para sentirse pulido, fresco y radiante. Los que prefieran investigar las partes secretas de los coches, manipular correas y manguitos y escudriñar motores han de optar por “Taller”. Podrán dormir en un elevador, eso sí no se asusten si ven unas piernas sobresalir de debajo de la cama, es el afable mecánico que está revisando los bajos. Un escritorio con herramientas o tapacubos en las paredes completan la singular decoración de una estancia concebida para albergar hasta tres personas.

En Visión, materiales modernos, innovación y tecnología de última generación, blanco impoluto y una cama metida en una túnel modernista. Toda una ventana abierta al futuro donde dejarse inspirar. Tuning impresiona: spoiler, luces debajo de la carrocería, detalles en cromo y hermosos murales con dibujos de tigres en las paredes que le dan un aspecto de lo más salvaje. Las motos también tienen su lugar en Ruta 66, para aquellos que han soñado alguna vez con recorrer el Valle de la Muerte sobre dos ruedas, decoración en madera, motos y una cama que simula ser una original tienda de campaña. Para los nostálgicos, nada como una estancia de 42 metros cuadrados rodeados de chatarra de coches.

Y si se trata de repostar fuerzas, ¿por qué no alojarse en una gasolinera? bajo el techo de Shell se duerme en un coche de carreras con el número 53, ideal para que los más pequeños se llenen de energía. Pero si lo que queremos es rememorar los auto cines, nada como esta habitación donde al apagarse las luces, quedan encendidos los rojos faros del coche cama bajo un cielo nocturno que ilumina la estancia en la que se pueden ver filmes clásicos para pasar una noche romántica o de película.

También hay habitaciones para entusiastas del camping pensadas hasta para cuatro personas, con muebles de jardín y hamaca, junior suites especiales en un entorno elegante con más de 45 metros cuadrados y, además, cuenta con habitaciones de familia concebidas hasta para cinco personas, con cama extra o estancias comunicadas y con servicio de niñera bajo petición. Todo ello en un hotel al estilo Bauhaus, de líneas rectas y limpias, y donde en cada rincón esconde un sinfín de curiosidades, reproducciones, accesorios, imágenes automovilísticas y coches reales.

Un singular y apasionante hotel del que costará sacar a los más pequeños. Para convencerles nada mejor que optar por una visita al Museo de Porche, al Museo de Mercedes Benz o a su fábrica. Y para hacer un paréntesis en esta escapada automovilística una buena idea es visitar Sensapolis, un parque temático para toda la familia, muy cerca del hotel V8, donde podrán sentirse como una princesa, piratas, defender la tierra de temidos alienígenas o descubrir el centro del conocimiento.

Otra buena idea es preparar un paseo en barco por el río Neckar o visitar el planetario. Un interesante escapada a una ciudad considerada cuna del automóvil que ofrece, además, un sinfín de opciones. Ahora solo queda ir calentando motores.