Un bufete modesto pero de peso

26/04/2013

Miguel Ángel Valero. El último Premio Abogados de Novela es una divertida y enrevesada trama de Reyes Calderón

El Premio Abogados de Novela, auspiciado por el Consejo General de la Abogacía Española, la Mutualidad de la Abogacía y Ediciones Martínez Roca (grupo Planeta) acumula ya cuatro ediciones. La de este año, “El jurado número 10”, de Reyes Calderón (511 páginas), cumple desde luego con la finalidad del galardón: una novela que ayude al lector a profundizar en los conocimientos del mundo de la abogacía y sus ámbitos de actuación, valores, proyección y la trascendencia social de su función.

Reyes Calderón no es precisamente una recién llegada a la literatura. “El jurado número 10” es su octava novela. Entre sus obras, destacan las protagonizadas por la jueza Lola MacHor: “Los crímenes del número primo”, “El expediente Canaima”, “El último paciente del doctor Wilson”, “La venganza del asesino par”. Aunque su mundo no es el Derecho (es doctora en Economía y Filosofía, profesora en la Universidad de Navarra y decana de la Facultad de Economía de esa institución), en su obra se puede percibir que, como ella misma confiesa, se “ha criado rodeada de tomos de Aranzadi”, porque es “hija de jurista”, una de sus hermanas es magistrada, otros dos, abogados, y además una de sus hijas estudia Derecho. Sus cinco últimas novelas tienen a una jueza (ella prefiere utilizar “la juez”) como protagonista.

En “El jurado número 10”, el protagonista no es una jueza, sino Efrén Porcina, un abogado que al comienzo de la obra pesa nada menos que 138 kilos. Tiene un modestísimo despacho de abogados en una ciudad de provincias de cuyo nombre no quiero acordarme. Y una socia/secretaria, Salomé, cuya afición a enamorarse perdidamente de cada hombre que conoce les lleva a la perdición narrada en la novela.

En una divertida y enrevesada trama, con saltos narrativos muy hábiles que casi obligan a leer la obra de un tirón y a tener que releerla para saborear mejor lo que se está contando, el modesto bufete, y sus pintorescos protagonistas, se ven envueltos en algo que les supera totalmente: tráfico de drogas de diseño, blanqueo de dinero, corrupción policial y judicial, la mafia china.

Así funciona un jurado

Son medio millar de páginas muy bien escritas, que atrapan al lector, con idas y venidas, saltos en el tiempo (porque en el pasado siempre se encuentran soluciones para los problemas del presente y los que se plantearán en el futuro), anécdotas verdaderamente desternillantes. Todo aderezado sabiamente con toques de cómo trabajan los abogados, el fiscal, lo mal que lo puede pasar un  juez en un juicio, y de cómo funciona un jurado.

El jurado número 10” permite, por tanto, conocer un poco mejor el mundo de los abogados y de la justicia, pero lo hace desmitificándolo, demostrando que por mucha toga que haya, en ocasiones lo que existe de verdad es miseria y maldad. Como, por cierto, en el resto de la humanidad.

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