Emilio Botín abre su sucesión en el Santander tras la marcha de Sáenz

29/04/2013

Miguel Ángel Valero. Dos hombres de la máxima confianza del presidente del grupo ganan peso: Javier Marín, consejero delegado, y Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente segundo

A Alfredo Sáenz no le gustan las incertidumbres. Hombre de certezas, no ha querido esperar al desenlace del expediente del Banco de España sobre si su condena por un supuesto delito de denuncia falsa afectaba o no a su honorabilidad, y ha optado, en la primera reunión del consejo de administración del banco una vez presentados los resultados del primer trimestre el pasado jueves, por presentar su renuncia a los cargos de vicepresidente segundo y consejero delegado del Santander. Tras esta decisión, el presidente del grupo, Emilio Botín, abre el proceso de su sucesión, pero deja muy claro que controlará todos los movimientos y todas las decisiones.

Alfredo Sáenz es sustituido, como consejero delegado, por una de las personas de la máxima confianza de Botín y habitual en las quinielas para asumir cargos de la máxima responsabilidad en el grupo: Javier Marín. El hasta ahora director general de la división de Seguros, Gestión de Activos y Banca Privada, que lleva en el grupo desde 1991 cuando se incorporó a la asesoría jurídica internacional (cuatro años más tarde estaba en la secretaría técnica del presidente), está muy bien relacionado con los hijos de Botín que están en el Santander: Ana Patricia, máxima responsable de la filial en el Reino Unido, y candidata mejor colocada para sucederle, y Javier, consejero y dedicado a los mercados a través de su firma JB Capital Markets.

Pero Botín ha dado la vicepresidencia segunda, en manos de Sáenz, a otro hombre de su máxima confianza: Matías Matías Rodríguez Inciarte, que seguirá como responsable de los riesgos del grupo y como presidente de la Comisión Delegada de riesgos del banco.

También ha aprovechado la salida, por motivos de edad, de Manuel Soto del consejo de administración para premiar a José Miguel Villar Mir, propietario de OHL y que compró al Santander las antiguas sedes de Banesto y del Hispano en el centro de Madrid, con un puesto en este órgano como consejero independiente.

Además, Guillermo de la Dehesa, consejero independiente, releva a Soto como presidente de la Comisión de Auditoría y Cumplimiento, y ha sido nombrado vicepresidente tercero. Y la consejera Isabel Tocino pasa a formar parte de la Comisión Ejecutiva.

 

Adiós a 19 años

Alfredo Saénz, que entró en la banca de la mano de Pedro de Toledo (ya fallecido) en el Banco de Vizcaya y que vivió la fusión con el Bilbao, llegó al Santander en 1994. Botín pujó por la entidad, intervenida por el Banco de España tras la etapa de Mario Conde y cuyo saneamiento fue encomendado por el supervisor a un equipo encabezado por Sáenz. Tras lograr Banesto, Botín mantuvo a Saénz al frente de la entidad, hasta que fue sustituido por Ana Patricia Botín al ser nombrado vicepresidente segundo y consejero delegado del Santander en 2002.

Saénz deja un Santander que es cuatro veces más grande que cuando entró en él, situándolo además como primer banco de la zona euro por capitalización bursátil.

El veterano banquero, considerado como el mejor consejero delegado de la banca mundial, no ha querido esperar a que se despejara la situación provocada por una condena a seis meses de prisión por un supuesto delito de denuncia falsa, dictada por la Audiencia de Barcelona en 2009 sobre un caso que se remonta a su etapa como presidente de Banesto en 1993. El Tribunal Supremo rebajó la pena pero mantuvo la inhabilitación de Saénz. El Gobierno de Zapatero le indultó, pero el Supremo invalidó la parte de éste que suponía la anulación de los antecedentes penales. Decisión que confirmó hace más de una semana, rechazando el recurso de Sáenz.

Paralelamente, el Gobierno de Rajoy modificó la normativa vigente sobre la honorabilidad exigida a los banqueros, de modo que se podía seguir ejerciendo un cargo aun teniendo antecedentes penales, siempre y cuando el supervisor bancario lo aceptase, trasponiendo los criterios de la Autoridad Bancaria Europea (EBA).

Pero Saénz no ha querido esperar a la decisión del Banco de España y dice adiós a 19 años en el Santander, tras haber iniciado la integración de Banesto y de Banif y la implantación de la marca única. Se va con una pensión reconocida que en 2012 era de 88,1 millones de euros y con un seguro de Vida de otros 11 millones.

 

Un gestor

A Sáenz le sustituye como consejero delegado Javier Marín. Con 25 años se incorporó a la Asesoría Jurídica Internacional del Santander en 1991. En 1995 entró en la Secretaría Técnica del presidente Emilio Botín. Cuatro años después, era director general del Banco Santander de Negocios. En 2001, consejero delegado de Banif. En 2007, es director general de Banca Privada Global, y en 2009 asume también el área de Gestión de Activos.

Hasta su ascenso a consejero delegado, era director general de la división de Gestión de Activos, Banca Privada Global y Seguros. Entre sus éxitos en esas actividades, las alianzas estratégicas en seguros con Zurich para Latinoamérica y Aegon en España, y el lanzamiento, desde Banif, de Allfunds, la plataforma de distribución de fondos de inversión de diferentes gestoras entre inversores institucionales más importante de Europa.

Ahora tiene el reto de la implantación de la marca única en España, con  la integración de Banesto y de Banif en el Santander. Y aspirar a dejar una herencia similar a la de Alfredo Sáenz en el grupo.

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