Con un alza en el año de más del 17,6% que le ha permitido alcanzar los 18 euros de cotización -cerró el viernes a 18,05 euros-, Repsol ha rebasado el precio en Bolsa anterior a la expropiación de YPF en abril de 2012. Factor que, junto a las ampliaciones realizadas para remunerar a los accionistas, permite que su capitalización bursátil vuelva a estar en los 23.150 millones de euros. Y en 52 semanas, con un alza del 30%, aunque también sufriese un mayor castigo anterior, es la petrolera que presenta mejor comportamiento: BP sube un 7,7%; Exxon o un 5%; Chevron, un 16,4%.

Ëste sería, si la trayectoria no cambia -la opinión del consenso de los analistas es positiva con el grupo petrolero-, uno de los triunfos que puede presentar el presidente de la compañía, Antonio Brufau, en la junta de accionistas que se celebrará el próximo 31 de mayo, junto a la marcha del plan estratégico. Será la segunda asamblea después de la expropiación  de YPF, pero también será una jornada en la que la cuestión argentina contará con un protagonismo relevante.

No se trata ya de eventuales divergencias en el consejo sobre la solución a la expropiación de YPF, que son utilizadas o amplificadas por personas interesadas en hacerse con la presidencia de la petrolera, sino que también la actual situación del conflicto con el Gobierno de Buenos Aires, que supuso la pérdida de un activo valorado en más de 10.000 millones de dólares, es una de las cuestiones a las que tendrá que responder Brufau, y previsiblemente a algún accionista relevante.

Pero si el panorama no cambia, Brufau parece que tiene argumentos: la única propuesta del Ejecutivo de Buenos Aires, cuando la presidenta, Cristina Fernández, recibió al primer directivo de La Caixa, Isidro Fainé, -entidad que es el primer accionista de la petrolera- fue rechazada sin dudas. La entrada en Vaca Muerta, con una participación minoritaria, cuando a través de su 57% de YPF la posición era mayoritaria, podría calificarse casi de aceptación del expolio. Otra cuestión que dificulta el acuerdo no es ya el inicio de negociaciones, con la busqueda de un mediador, sino la situación económica de Argentina: es difícil que Buenos Aires vaya a pagar por voluntad propia la cifra reclamada.

Brufau presidirá la junta de Repsol unas horas después de que los actuales directivos de YPF celebren la asamblea de accionistas de la empresa argentina; los mensajes que allí se lancen pueden ser reveladores de la posición de Cristina Fernández.

Y esto va a ocurrir cuando YPF informó esta pasada semana de la suspensión de su junta general en plena celebración, al llegar al octavo punto del orden del día. La nota de la empresa indica que los siete primeros puntos se habían aprobado “por amplia mayoría”, pero se decidió aplazar el debate y aprobación del resto para una nueva asamblea, fijada para el 30 de mayo, por la cantidad de puntos incluidos, que, al parecer, la dirección de Miguel Galucccio no se había preparado.

Por otro lado, Repsol ha superado otro posible conflicto en Perú. La petrolera estatal de Perú, Petroperú, ha descartado finalmente la compra de activos de Repsol en el país sudamericano, después de una «evaluación técnica, económica y financiera» que aconseja apostar por los «proyectos en curso» en lugar de por estas nuevas inversiones.

El ministro de Economía peruano, Luis Miguel Castilla, admitió la semana pasada el Gobierno estaba realizando una evaluación para comprar parte de los activos de Repsol, en concreto la refinería de La Pampilla, la envasadora Solgas y decenas de estaciones de servicio.

Petroperú ha dado por concluida dicha evaluación en un comunicado difundido el pasado jueves y en el que ha confirmado que examinó una «posible oferta por algunos de sus activos en Perú».  La refinería La Pampilla de Repsol, situada en Lima, tiene una capacidad de 102.000 barriles por día. La compañía española también dispone, aparte de la refinería y de las estaciones de servicio, de la planta Solgas, que produce gas licuado de petróleo.