EStá visto que nadie quiere ser menos que nadie y aunque la mayor parte de la jornada el Dow Jones estuvo coqueteando con el color rojo, el tirón final, tremendo por cierto, dejó claro lo que quieren los que mandan en el cotarro. Y lo que quieren no es otra cosa que el mantenimiento de la fiesta.

Técnicamente, el mercado está absolutamente sobrecomprado y necesitado de un respiro. No tan técnicamente, la situación de las Bolsas no se corresponde con la realidad económica. Y realmente, lo que pasa de verdad es que los bancos centrales hacen a su antojo. Mangas y capirotes.

Y hace nada era solo la Fed, pero desde que el Banco de Japón ha entrado a saco en el juego estos e ha convertido en un «tuya – mía, que te paso la pelota y me entra la risa». Y qué quieren que les diga. Que a última hora de un viernes, cuando queda a penas media hora el mercado se ponga a subir como loco da que pensar:

No seré yo quien abandere teorías conspiranoicas, pero no deja de resultar curioso. Y eso por no mencionar que no es la primera vez, ni la segunda, ni la tercera… ¿Se le ve el plumero a alguien? Para mí que sí, pero puedo estar completamente equivocado y que el mercado se active cada viernes a falta de media hora para el término de la sesión. Ya saben, «la Bolsa es soberana y hace lo que le da la gana» (a lo que yo añado en estos momentos que corren «…a la Fed»)

Esta y no otra ha sido la historia de una sesión en la que lo más destacable ha sido sin duda las ganas demostradas por el Nasdaq. Parecía remolón no hace mucho, pero ha despertado de su letargo. Y eso que hoy Apple no ha estado entre los ganadores sino entre los perdedores…

Al cierre, el Dow Jones avanzó un 0,24%, el S&P 500 un 0,43% y el Nasdaq Composite un 0,80%. Por poco, pero el Dow Jones y el S&P 500 recuperaron la costumbre de cerrar en máximos históricos.