Desde hace 75 años, es habitual ver a ciegos y personas discapacitadas
vendiendo el popular cupón pro-ciegos.  Desde hace unos años, en
muchas regiones de España se está comprobando que personas en paro y
algunas personas con discapacidad  venden unos boletos similares a los
de la ONCE. Hasta aquí casi nada es aparentemente reprochable. Esas
personas  no venden productos perecederos, ni alimentos en mal estado.
Es más, apenas molestan a los vecinos de sus ciudades ya que ofrecer
el cupón hoy es algo habitual en otras muchas esquinas de nuestros
barrios. Pero algo se esconde tras este asunto.

Hace más de 20 años, un perspicaz empresario del mundo de los bingos
llamado  Andrés Rodríguez, decidió copiar el cupón de la ONCE y
ponerlo a la venta por las calles mediante 10.000 vendedores. Un buen
día, las autoridades, hartas de las permanentes quejas de la ONCE por
la venta ilegal que le hacia PRODIECU, que así se llamaba el invento,
decidieron acabar con ese imperio de juego ilegal. Investigada la
Organzación, se encontraron con la sorpresa de que detrás de aquel
‘inocente’ empresario se habían desviado decenas de miles de millones
de pesetas a todo tipo de empresas a nombre de familiares y amigos de
inventor de aquel entramado empresarial. Andres Rodriguez falleció
años después a causa de una enfermedad y después de su muerte
siguieron apareciendo empresas sin dueño reconocido.

Pues bien, conocedor de cómo Andrés Rodríguez había sorteado la ley
durante años , uno de sus hombres en Cantabria, Dionisio González
Otero decidió volver a copiar el cupón de la ONCE valiéndose de la
imagen tan positiva y solidaria que en España existe sobre las
personas con discapacidad. En esta ocasión González iba a realizar
algún pequeño cambio: dedicar una parte importante de sus ingresos a
contar con un gabinete jurídico propio. Hoy, años después la
Organización Impulsora de Discapacitados (OID) que así se llama el
nuevo imperio del juego ilegal, cuenta con numerosas empresas que le
sirven de tapadera para desviar los dineros ingresados a través de la
venta del cupón ‘paralelo’ y que controla férreamente siendo
Administrador Único de ellas.

Sus  actividades son tan diversas como una inmobiliarias en
Cantabria, Inmobiliaria Canton Celta S.L., la sociedad Sport Cracks
Eevents S.L., creada para la gestión de eventos deportivos que le
gestiona su cuñado, Juan Luis Salas Sáiz, una  empresa de muebles,
también en Cantabria, Fndimueble S.L. ,y hasta  la agencia de
publicidad Estelas del Besaya, domiciliada también en Cantabria. En
total, cuenta con una red de 12 sociedades como administrador único
además de otras donde actúa como presidente o apoderado en la sede
central de la OID en la localidad de Talavera de la Reina en la
provincia de Toledo.

Muchos trabajadores y empresarios legales se preguntaran cómo puede
ser que trabajando legalmente tengas que cerrar empresas y negocios
ante los impuestos que tienen que pagar y gente como Dionisio Gonzalez
puedan ir de juzgado en juzgado con su ‘Mercedes’ de alta gama,
mientras que aumenta mes a mes su patrimonio. La solución esta en
saber sortear todos los huecos legales que deja la Justicia en España
y hacerte con un buen equipo jurídico que puedas mandar inmediatamente
a cualquier lugar de España donde tiene su imperio, bien con empresas
particulares o bien con cualquier vendedor que sea denunciado por la
policía local , nacional o autonómica.

Para ello cuenta con la sociedad Aserdisca S.L. (54 empleados) que  tiene un coste de 1.992.289
euros que pagan todos los vendedores, ya que los 2.526.200 euros que obtuvo esta
empresa de ingresos corresponde a los ingresos que hacen sus
vendedores en algunas provincias. Al gasto de personal, hay que sumar
gastos de viajes, teléfonos, etc por otros 504.447 euros.

En definitiva, como Dionisio González conoce de antemano los gastos de su equipo
jurídico y contable, ingresa cupones hasta que la empresa genere unos
beneficios mínimos que le permita que la Hacienda pública no
intervenga.