Alberto Martín, director El sastre de la luz, el sastre Antonio López Fuentes, y el modista Lorenzo Caprile

En la plaza de toros de Las Ventas en Madrid, se ha presentado el documental “El Sastre de la Luz” de Alberto Martín, sobre la historia del llamado vestido de luces. Hay dos eruditos del tema: Lorenzo Caprile y Antonio López Fuentes. Uno por beber de la tradición española de los bordados, encajes goyescos, chaquetillas y pasamanería torera y el otro por dedicarse temporada tras temporada a crear trajes para los toreros y subalternos.

El Sastre de la Luz está protagonizado por Antonio López Fuentes de la Sastrería de toreros Fermín. Sólo existen seis casas en todo el mundo para vestir a los diestros. En cada traje se emplean 150 horas de trabajo, que incluyen el corte, patrones y posterior montaje de una prenda cuajada de lentejuelas y bordados, en el que la pieza estrella es la chaquetilla que es dura como una armadura y recoge influencias napoleónicas, árabes, judías y cristianas. Aunque de vez en cuando se ven en las pasarelas femeninas chaquetillas, hombreras y bordados inspirados en la tradición torera (John Galliano, Jean Paul Gaultier, Valentino, Christian Lacroix o Moschino), lo cierto es, que; “Este vestido, según Antonio López, está hecho exclusivamente para el hombre. Se ha creado duro, para un hombre fuerte y recio y es, por encima de todo, muy varonil”.

Mucha gente recordará a la Infanta Elena en la boda principesca de Dinamarca con una chaquetilla goyesca creada por Lorenzo Caprile y una falda en rosa capote de torero. Los modistos, antes mencionados, no son entendidos o amantes de los toros pero sí que han sentido la atracción de su colorista puesta en escena.  Como bien resaltaba Caprile; “No significa que sean amantes de la fiesta, sino que se han inspirado en ella y en su cultura. Balenciaga, por ejemplo, sólo vio una corrida de toros en su vida. Yo he vestido tres veces de torero a dos diestros: Enrique Ponce y Pepín Liria”.  De esa experiencia, Caprile hizo una exposición, lo reflejó en un libro y también le ha servido para aplicar la técnica en otros trajes de costura. “Vestir a un torero fue una revolución en mi taller porque las costureras se pusieron locas”. Curiosamente Caprile no es un loco de las corridas de toros y contó una anécdota con el traje de Pepin Liria, al que le cogió un toro cuando lo estrenaba, cuando el modisto fue a verle al hospital le dijo el maestro “tu traje me ha salvado la vida”. Otro de los paralelismos entre ambas costuras, es que la temporada de trajes de luces y la de novias son parejas, empiezan por San José y acaban por la feria del Pilar en octubre.

Lorenzo recalcó la diferencia entre hacer un traje de luces a un goyesco: “Con el primero no me atrevo, porque como dice Antonio, es una coraza. La taleguilla de Pepín, precisamente me la hizo el maestro”. Lorenzo Caprile recordaba a Francisco Montes Paquiro “que fue el que creó allá por 1830 el traje de luces tal como lo conocemos hoy. Ajustó la taleguilla y cortó la chaquetilla, evitando así que les engancharan los toros la casaca, que era larga por detrás. Además, se le atribuye la creación de la montera, de ahí su nombre. Fue una evolución del sombrero de dos picos que aparecen en los cuadros de Goya”. En ese mano a mano entre entendidos modistos, Antonio López recordaba que “los toreros no llevaban corbatín, sino que utilizaban las pañoletas que sus mujeres llevaban sobre los hombros, liándoselas al cuello y la cintura. Así lucían el color de sus amadas”.

Dentro de la evolución destacaron la figura de Luis Miguel Dominguín, que cambió con Fermín los bordados según fue haciéndose mayor para que el traje le pesara menos: “Yo voy cumpliendo años y el toro siempre tiene los mismos”, decía el diestro.