Con las mismas uno le podría rebatir a don Mariano que igual que a él le es indiferente enfrentarse al presidente del Gobierno, a Pepiño o a la Chacón, al PP le daría el mismo resultado electoral presentarle a él, que al Gallardón, a la Espe o la Pantoja de Puerto Rico. Ha de saber que si llega al poder será por méritos propios. De Zapatero se entiende. No contento con segar la maleza social para que el siguiente no tenga más que regar los bonsáis de Moncloa, si es que González dejó alguno, ahora ha emprendido una popular subida de precios que complementa este vergel político en el que tenemos la suerte de morar. Antes de que apabullen los técnicos del ramo con que si la parte contratante de la primera parte, con que si el déficit tarifario, con que si la compensación por los calambrazos imprevistos o con esa flexible equiparación a la Europa rica sólo en precios que no en salarios, ya les aviso. Paren el carro.{destacado}

Desde el simplismo consustancial que me caracteriza mi única deducción es la siguiente. Me han recortado el salario más del 6%, he visto la merma de la nómina de este mes y del sofocón casi me tiene que atender el Samur, he pagado a Hacienda una cantidad respetable, lo mismo que Fabra pero otro estilo, me retienen cada mes casi la cuarta parte de mi jornal, ayudo a cruzar los pasos de cebra a las ancianas y ya apenas insulto a los árbitros. Habrá quien piense que por lo menos uno tiene un puesto de trabajo pero también quien argumente, como es mi caso, que cansa e indigna que por el hecho de ejercer un derecho le tengan a uno por un privilegiado de tal modo que no te puedes quejar por nada aunque sea más que justo. Debe ser porque uno aspira a que trabajen también los demás y no a que quienes ahora lo hacen sea en peores condiciones y con menos derechos. Llámenme raro.

Pues bien, en pago a este ejemplo de ciudadanía tendré que leer por las noches con un cirio aun a riesgo de abrasar la almohada y acabar como Juana de Arco, usar el gas del mechero para calentar la Litoral y sacar solo billete de ida para el AVE pues no sabe cuándo habrá ahorrado uno para sacar el ticket de vuelta. Todo esto, por supuesto, en aras de ese sacrificio que se nos pide para sacar las castañas del fuego. Pero es que ni por esas. Todo esto que se pinta como sumamente necesario al menos de momento se antoja enormemente ineficaz. Hasta ahora lo único que se ha conseguido es que los que vivían mal vivan peor, que los que vivían medianamente bien ahora vivan mal y que los que vivían muy, pero que muy bien lo sigan haciendo. Y a estos les pasa como a Rajoy. Es igual quien se presente. Ellos siempre ganan sin necesidad de que les voten.