Hay días que lo que te  pide el cuerpo es ponerte de tiros largos disfrutando de una gastronomía de cinco tenedores. Pero otros, lo que te suplica es un buen perrito caliente, con unas crujientes patatas fritas y  una cerveza bien fría. Si acudes a Perrito Faldero en la calle San Lorenzo de Madrid, a caballo entre Chueca y Chamberí y pides un Perrito Faldero Caliente te vas a recrear con una salchicha bratwurst especiada ¡de veintiséis centímetros!, cebolla seca, grouyer, pepinillo, cebolleta, kétchup de curry y patatas fritas con piel. Pero lo más sorprendente es su versatilidad: también puedes pedir comida sana para comer a solas, una mesa redonda para compartir platos con amigos o mesa para dos con recetas muy apetecibles.

El establecimiento es acogedor, original, desenfadado y mezcla parte de la estructura antigua junto con toques cool, con cierto aire cosmopolita  -como el textil de siluetas de decenas de razas caninas acabado sobre terciopelo que se convierte en la seña de identidad del establecimiento y que  hace honor a su nombre. El responsable del local es Javier Muñoz,  quien tras su exitoso Tartán del Barrio de Salamanca ahora traslada a Miami.  Pero lo que más sorprende de Perrito Faldero es su habilidad para combinar platos muy diversos y todos bien logrados: si quieres comer a la carta no desmerece a restaurantes de buena cocina.

Un acertado comienzo es la ensaladilla rusa con langostinos, aguacate y huevo rallado extremadamente suave, delicada, muy rica. Como entrante también es muy recomendable un sorprendente carpaccio de pulpo, rocoto y mahonesa de aceituna de Kalamata; el pulpo, finísimo, está cubierto por una salsa que le aporta un toque diferente a las presentaciones tradicionales de este plato; se trata de un entrante arriesgado, pero bien conseguido.  Como plato principal no dejen de probar unos excelentes tacos de salmón con costra de sésamo acompañado de tirabeques, posiblemente una de las mejores opciones de la carta, si no la que más. La calidad del salmón excepcional, bien cortado, en el punto justo que consigue que se te deshaga en la boca. Las costillas asadas al vacío en el horno durante más de doce horas, acompañadas de un arroz de jazmín tailandés es otra de las especialidades imprescindibles.  Como propuestas originales que también merecen la pena, se encuentra la hamburguesa de calamares y cebolla morada con mayonesa de pepinillo, una interesante alternativa al bocadillo de calamares de toda la vida, con un toque más chic, pero sin perder lo sabroso del calamar. Y el perroburguer, una curiosa combinación de carne de ternera marinada en pan brioche de perrito. Los postres no desmerecen las bondades de la carta y si todavía les queda apetito después de tanta vianda, pueden finalizar con un  bizcocho semi-líquido de chocolate blanco y negro con pistachos iraníes o un helado de dulce de leche con dulce de leche casero sobre base de donuts.

Y una advertencia importante con estos días perros que corren… Estupenda relación calidad precio y unos platos más que abundantes. ¡No solo no te quedas con hambre sino que te provocan las ganas de volver!

Twitter: @ CarmelaDf