Por fin Angela Merkel deja de ser una estatua ante la crisis. Esta vez, y pese a sus desavenencias con el presidente francés, François Hollande, ha decidido mostrar un talante constructivo para acordar entre ambos que se acelere la unión bancaria y la puesta en marcha del fondo europeo de 6.000 millones para reducir el paro juvenil. Ambas medidas, han coincidido los dos mandatorios, son vitales para facilitar la salida de la crisis económica que sigue afectando a Europa.
Esta será la base de los acuerdos que se cierren a finales de este mes en el Consejo Europeo, del que deberán las medidas concretas para desarrollarlos. Pero no serán los únicos. La canciller alemana también ha aceptado que se facilite el crédito a las pymes de los países en crisis a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI), una iniciativa promovida por el propio Hollande que cuenta con el apoyo total del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, tras un encuentro de ambos en París esta misma semana.
Después más de un año en el Elíseo, y con los índices de popularidad más bajos en la presidencia gala, Hollande ha conseguido acuerdos sustanciales con Angela Merkel, tras más de doce meses de desencuentros. Pero esta posición común será vital en el Consejo Europeo para adoptar medidas que encarrilen la situación y que la Unión Europea muestre por primera vez en mucho tiempo una imagen de que todos los países van en la misma dirección.
Para Hollande -según explicó al término de la reunión con Merkel- se trata de hacer ver que las dos mayores economías europeas «tienen en cuenta la situación en Europa» y que su objetivo es «hacerla evolucionar a corto plazo». De ahí la necesidad de estar más atentos a la situación del empleo, sobre todo de los jóvenes.
Pero también es necesario -apostilló Hollande- que «sea más rápida la puesta en marcha de la unión bancaria». Se trataría adoptar medidas que hagan «más eficaz» esta unión en la «gobernanza económica», además de hacer «más armónicos los sistemas fiscales«. Y junto a todo ello, poner en marcha políticas de crecimiento y competitividad.
En este sentido, ambos mandatarios no se han quedado en una nueva declaración de intenciones, sino que como aseguró el presidente francés, Francia y Alemania «han acordado un calendario y mecanismos», sin que se necesite cambiar los Tratados.
Cabe recordar que desde siempre el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, exigía cambios en los Tratados para poderla llevar a cabo. Obviando esta exigencia, la propia canciller alemana defendía este jueves la recapitalización de los bancos con problemas a cargo del fondo de rescate (MEDE), aunque matizara que este mecanismo debía ser «el último recurso».
No es tiempo de relajarse
Merkel afirmó que no es tiempo de relajarse en los objetivos, una vez consensuados. A su juicio, el paro juvenil exige que se debe «hacer más» si se quiere «preservar la prosperidad».
Pero tras estas concesiones, Merkel volvió a insistir en los cumplimientos, asegurando que «no es contradictorio» lograr la consolidación presupuestaria y el crecimiento: «Son las dos caras de la misma moneda», aseguró. Y como muestra de voluntad de la dirigente alemana ahí está su respaldo a países como Francia o España para que tengan más tiempo para corregir su déficit. Claro está, que también tuvo que dejar su impronta, asegurando que los nuevos plazos están «ligados» a que «haya reformas».
Fondo para dos años, y no siete
Asimismo, y ante la gravedad de la situación, Angela Merkel concretó que el objetivo del fondo de 6.000 millones de euros es que puedan gastarse entre 2014 y 2015, y no a lo largo de los próximos siete años como se había previsto inicialmente. No obstante, las medidas que se adopten y el destino del dinero se decidirán en la reunión de ministros de Empleo que se celebrará el próximo 3 de julio en Berlín.
Políticas de crecimiento
Otro de los ejes de la reunión se centró en la situación de las pequeñas y medianas empresas y la necesidad que tienen de acceder al crédito. La solución acordada es que el BEI «de manera rápida y concreta» aporte liquidez para que llegue a las empresas de los países más afectados por la crisis, y también a las empresas innovadoras, según explicó Hollande.
También ambos mandatarios acordaron impulsar la convergencia de los sistemas fiscales en la eurozona y avanzaron en algunos aspectos sociales como la fijación de salarios mínimos en todos los países (en Alemania no existe).
Además, se propondrá en el próximo Consejo Europeo la creación de «contratos de competitividad», que todos los países del euro tendrán que firmar en Bruselas y en los que se recogerán todas las reformas a las que se compromete cada uno. Los países que cumplan sus compromisos recibirán «compensaciones financieras» de los fondos comunitarios. Ello requerirá la creación de un presupuesto en la eurozona con este fin, que será financiado con la tasa de transacciones financieras internacionales. De dichas tasas también saldrá dinero para luchar contra el paro de los países en crisis.
Otros acuerdos entre Hollande y Merkel se refieren a la necesidad de aumentar el número de cumbres del Eurogrupo, así como crear la figura del presidente del Eurogrupo «a tiempo completo», que en la actualidad ocupa el holandés Jeroen Dijsselbloem, que además es el ministro de Finanzas de su país.
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