Una pedrada para terminar el año

30/12/2010

Miguel Larrañaga.

Cuando las últimas sesiones del año transcurren entre dudas, la última de todas las disipa y siempre suele hacerlo de la misma forma: tirando piedras contra todo y contra todo. Hoy no ha sido una excepción.

Podría pensarse que en el Ibex es de lo más natural lo de la pedrada. Al fin y al cabo, llevamos meses recibiendo una auténtica lluvia de piedras. Pero en el Dax, donde las cosas suelen ser más estables, la pedrada ha sido de consideración. Ante la duda, el que más y el que menos deshizo sus posiciones para cerrar el añpo y ya veremos qué pasa en enero, que el ìndice alemán va con la lengua fuera desde hace semanas, por lo que conviene dejarle que se tome un  respiro y que las uvas de fin de año le sirvan como tonificante.

¿Y qué contar del CAC francés? Este índice es de los de una de cal y otra de arena, solo que a veces se le va la mano en cualquiera de los dos sentidos. Junto al Ibex, es el más paranoico índice europeo, seguramente reflejando el estado de duda en el que viven nuestros vecinos. No están muy salpicados por nada exterior, pero la tensión interna no amaina.

Mejor para el FTSE. El británico parece el único mercado que en estos momentos estaría capacitado para intentar un resurgir alcista en toda regla, pero me temo que lo van a dejar para mejor ocasión. Nunca se ha caracterizado la City por exponerse a cuerpo descubierto.

Total, que entre unas cosas y otras las rebajas de los últimos días han dejado todo preparado para un enero alcista, si es que lo quieren así los grandes. Porque, no nos engañemos, tras toda bajada pueden pasar dos cosas. La primera es que esto sea sólo la antesala de una caída de las gordas. La segunda, que haya sido una maniobra de los de siempre para recomprar a precios más bajos en enero y empezar el año «con ventaja».

Ya saben, no me pidan opinión, porque cuando se trata de apostar me equivoco siempre y, de verdad, esto sí que sería una apuesta. No hay absolutamente nada que permita vislumbrar más posibilidades de un lado o del otro. Eso sólo lo saben los grandes y, lamentable o afortunadamente, ni usted ni yo nos encontramos entre ellos.

Así que mientras ellos deciden en este paréntesis del cambio de año qué van a hacer son sus vidas (y con las nuestras), dejaremos constancia de que los índices europeos se descalabraron de forma inmisericorde. Del Footsie y el Dax puede decirse que se encuentran en zonas de máximos de dos años y que eso puede ir en su descargo. De otros, ni eso. El índice alemán bajó un 1,16% para cerrar el año con una ganancia del 16%. El FTSE británico perdió un 0,42% y concluye con una ganancia anual del 10%. Por lo que se refiere al CEC parisino, la última pérdida ha sido del 1,06% y así cierra un año de nada de nada, con un retroceso del 2%. Casi mejor no hablar del Ibex español. Con una pérdida del 1,23% en la última sesión del año concluye el ejercicio entre los peores de los peores (en dura pugna con el Mibtel italiano), al dejarse un 17%. Y aún hay que dar las gracias porque pudo haber sido bastante peor.

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