Zapatero empuña su ADN social

30/12/2010

Luis Díez.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no está dispuesto a que le arrebaten el ADN social. Encorajinado por los reproches del líder del PP, Mariano Rajoy, en el sentido de que 2010 ha sido “el año de los mayores recortes sociales de la democracia”, Zapatero se ha apresurado a pedir un debate sobre las políticas sociales en cuanto empiece el periodo de sesiones en el Congreso para mostrar y demostrar quién ha hecho más por los que menos tienen y quién defiende mejor ese Estado del bienestar que en España siempre ha sido de “mediano pasar” y con 4,5 millones de parados lleva camino de vuelta a la beneficencia.

El presidente quiere “poner en valor”, como dicen ahora, la sanidad gratuita y universal, la escuela pública, las becas, las ayudas a las familias, el sistema de dependencia que ya protege a 600.000 grandes dependientes y va a incorporar a 130.000 más y, por supuesto, las pensiones. Y todo ello, después de un año en el que el desempleo no ha dejado de crecer, los sueldos de los empleados públicos se han reducido un 5% y seguirán congelados en 2011, el cheque-bebé ha desaparecido y, como ha recordado Rajoy, hasta los 465 euros a los parados que agotaron el subsidio de desempleo se van a evaporar en febrero.

El segundo anuncio presidencial de fin de año consiste en prolongar la vida laboral hasta los 67 años, aunque con una aplicación “flexible y espaciada” de tal modo que a partir de 2013 y hasta 2027 se retrasará la edad de jubilación a razón de un mes y veinte días por año. Eso es necesario porque, según argumenta Zapatero, cada día vivimos más años y cada año hay más pensionistas, y si no se ajustan las cuentas ahora pasaremos del 8% del PIB en gasto al 16% y superaremos el 12% estimado por Francia y Alemania, que son los que mandan en la UE.

La rueda de prensa de fin de año del presidente dio bastante de sí. Dijo, por ejemplo, que confía en que no se produzca la “debacle” del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo –pese a la ya sufrida por el PSC en Cataluña–, que va a agotar la legislatura “hasta el último minuto del último día”, que el único comunicado de ETA que vale es el anuncio del “cese definitivo de la violencia” y que se ha sentido “triste” por el cierre de CNN+, la cadena de TV que más veía.

Pero, sobre todo, nos dejó el mensaje, ya avanzado en esta columna, de que está dispuesto a pactar con el PP las reformas estructurales a cinco años que necesita el país para crear empleo y lograr un “crecimiento sostenido y ordenado”. El presidente está convencido de que las reformas estructurales para ganar competitividad, reducir costes y burocracia, profundizar en la reforma laboral para adaptar la negociación colectiva a la situación real de las empresas, proseguir con la transparencia bancaria y las fusiones de cajas son el “camino correcto”.

Y aunque los cuatreros y los indios acechen a la diligencia e intenten cortarle el paso –los mercados financieros siguen al acecho, según reconoce el presidente y, los sindicatos afilan las flechas de la huelga general– el Gobierno y el PSOE están dispuestos a jugársela, “como siempre hemos hecho por España”, dijo el presidente. Y lo que resulta más insólito, a preservar el ADN social como defensor de Estado del bienestar. En 2011 veremos contra quién disparan.

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