Con todo a favor, los índices americanos dejaron pasar una oportunidad de las buenas para tocar el cielo y, a buen seguro, si no fuera la última sesión del año lo habrían hecho. Las peticiones de desempleo cayendo, el índice de producción manufacturera de Chicago como no estaba desde hacía años y el mercado bajando. Evidentemente, hay algo que no cuadra y eso se debe al momento. Cierre del año debe ser igual a cierre de posiciones, por lo que se ha visto.

En la parte positiva queda el intento de recuperación que se observó en la segunda mitad de la sesión, que fue cortado de cuajo en los últimos diez minutos más como resultado de la actividad en los futuros que en el contado. De hecho, hay aquilibrio entre valores alcistas y bajistas, lo que siempre es un dato. Y también es más o menos esperanzador que la cuantía de la caída se mantenga en términos muy moderados, lo que deja a muchos valores en niveles de precios presuntamente atractivos y, sin embargo, a los índices muy cerca de sus máximos del año.

No obstante, hay que declarar solemnemente que la semana que viene empieza otra historia y los máximos anuales de 2010 van a importar bien poco. Si se superan en poco tiempo, clamarán voces alertando de peligros inmediatos y si no se superan rápidamente esos mismos clamarán por la debilidad del mercado y augurarán males mayores. En principio, la mayor parte de los analistas ve potencial alcista para 2011, pero ya saben que eso no significa absolutamente nada, que estos tipos fallan más que una escopeta de feria.

Por tanto, tomemos las uvas con tranquilidad y ya veremos poco a poco cómo van transcurriendo las cosas a partir de la semana que viene. De momento, el S&P 500 y el Nasdaq Composite retrocedieron un 0,15% y el Dow Jones un 0,14%. En términos anuales, el S&P 500 ha avanzado un 12%, el Dow un 11% y el Nasdaq Composite casi un 18%, lo que no está nada mal.

Lo dicho, feliz Año Nuevo lleno de plusvalías pero, sobre todo, de salud.