He dejado pasar un tiempo prudencial tras la demoledora encuesta publicada por El Periódico en la que pronosticaba el descalabro de los grandes partidos (CiU, PSC y PP) para otorgar una contundente victoria a ERC. Quería comprobar como, una vez más, determinada prensa seguía analizando lo que sucede en Catalunya personalizándolo en Artur Mas, lo que demuestra el poco conocimiento que tienen de la realidad catalana y la miopía de la clase política española que por no querer ceder en lo secundario tienen un problema mucho más profundo y que cada día se les envenena más.

Madrid fue insensible a la manifestación de protesta contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre un Estatut refrendado por el pueblo catalán. En vez de tratar de reconducir la situación algunos ministros, socialistas primero y populares después, no han dudado en saltarse las leyes para ahogar económicamente a la Generalitat incumpliendo lo que estaba comprometido y hasta presupuestado con el argumento de que “no hay dinero”.

El último 11 de Setembre Artur Mas se vio desbordado por otra multitudinaria manifestación tras el portazo del “dialogante” Rajoy a la propuesta del president de lograr un pacto fiscal para Catalunya. No le quedaba otro remedio que escuchar la voz de los catalanes y asumir el reto del derecho a decidir. Era un problema de subsistencia personal y de partido. Convocó elecciones en un momento que sus datos le brindaban un rotundo triunfo, pero durante la campaña el personal prefirió votar al original antes que al advenedizo. Se iban rompiendo puentes y a ello contribuían no pocas declaraciones –que a veces sonaban a amenazas- de altos cargos políticos. no hacían otra cosa que echar más leña el fuego y que la causa independentista fuera cada vez más contundentemente rechazada fuera de Catalunya mientras aquí los adeptos se multiplicaban día a día.

Una encuesta a estas alturas sólo marca tendencias pero estas están claras. No es de extrañar que la moderación de CiU pierda otros quince diputados, a lo que contribuye el triste papel que para muchos está realizando Duran Lleida, al que no dudan en dedicarle duros epítetos (empezando por los socios de su coalición). En cambio una ERC que bajo el liderazgo de Oriol Junqueras (no se olvide que ha sido eurodiputado), con un norte claro y respaldando la gobernabilidad sin entrar en el gobierno, dobla el número de diputados. Su objetivo no es otro que Catalunya logre la independencia.

En contrapartida el PSC sufriría su enésimo revés electoral perdiendo otros tres diputados. Su problema es que nadie entienden la carta a la que juegan, ni siquiera el PSOE, y dentro de sus filas le crecen los enanos. Incluso los votos de la españolidad de algunos dirigentes son replicados por otros y sus propuestas de una España federal son palabras vacías en un socialismo que no es federal.

También el PP catalán tiene serios problemas. En el mapa político catalán su peso se limita a declaraciones más o menos estridentes mientras que su papel de mediador entre el Gobierno central y el de la Generalitat es casi nulo. Los dos contendientes ya mantienen el diálogo de sordos cara a cara. En cambio la agresiva actividad de Ciutadans les está mordiendo espacio electoral (mientras el PP la encuesta le da una merma de seis diputados, Ciutadans sube cuatro.

Lo que muchos intuíamos coincide con el resultado de la encuesta y posiblemente se acerque mucho más a la realidad que las primarias interpretaciones de que los catalanes se rebelan contra Artur Mas. Las cosas son como son, no como a algunos les gustaría que fueran.