De paseo por las calles de Córdoba

28/06/2013

Lucía Martín. Los encantos de esta ciudad andaluza son tantos que es imposible resumirlos en un único artículo. ¿Lo mejor? Acercarse a descubrirlos por uno mismo.

CórdobaSiempre es buen momento para acercarse a Córdoba pero este verano, con el calor que no acecha en las esquinas, es quizás mejor temporada para hacerlo. Por supuesto que una de las épocas más turísticas para ir a esta bonita ciudad de pasado árabe es el mes de mayo, cuando tiene lugar la fiesta de los patios. Este año hubo tal afluencia de público que muchos visitantes no pudieron ver algunos de estos patios y el Ayuntamiento pidió a los vecinos que los dejasen abiertos varias semanas más… Es verdad que mayo, con sus patios en flores, tiene un encanto especial, pero también es cierto que el número de turistas es tal que las calles del centro histórico están.. ¡saturadas!

Las flores, con este año de climatología revuelta, siguen florecidas ahora en junio.. “Incluso están más bonitas”, dice un vecino de la calle San Basilio mientras enseña orgulloso su patio, herencia, como en otros muchos casos, de su familia.

Córdoba tiene un embrujo especial, no sé si es por las calles de la Judería o por ese espectacular monumento en el que conviven dos credos distintos: la Mezquita, con su bosque de columnas en el que es fácil perderse y no saber si estás en el Norte o el Sur.

Columnas y arcos del Califato entre los que emerge una hermosa Catedral, cuya grandiosidad y belleza es difícil adivinar desde fuera.

Pisadas de transeúntes y el ruido de los cascos de los caballos que tiran de las calesas son sonidos habituales en las calles de la almendra central de Córdoba, que son un fiel reflejo del interior del templo y por las que es fácil perderse, cual zoco árabe. Más si es de noche y uno se adentra en la Judería, donde las estrechas vías adquieren un halo especial con la iluminación de las farolas…

Los turistas suelen quedarse en el perímetro de la Mezquita y se pierden por tanto, la belleza de la plaza Corredera o la de las Tendillas, por citar solo algunas. Hay que ir más allá de las calles turísticas y los reclamos de souvenirs y dejarse caer por los locales frecuentados por los oriundos, como El Pisto, con su exquisito pisto que por algo da nombre al establecimiento que frecuentaban en el pasado toreros y pintores.

Otro plan que no puede faltar en su visita es relajarse en los baños árabes. Muy recomendables son los Baños Árabes de Córdoba: podrá permanecer en ellos el tiempo que quiera (con té y galletas a voluntad) y tienen una piscina de flotación que es una maravilla. Los sábados los baños están abiertos hasta las dos de la madrugada. Lo mejor para terminar un día en Córdoba.

Dónde dormir: Hotel Eurostars Maimónides: más céntrico, imposible, se diría que desde sus habitaciones que dan a la Mezquita uno podría tocarla. Muy bonito su patio interior donde es posible comer.

Comer: La gastronomía cordobesa, la andaluza en general, es una maravilla. Si buscan una dirección un tanto alejada del bullicio de los turistas, y a la que suelen ir los oriundos, déjese caer por este pequeño restaurante. Su oferta no le defraudará (no deje de probar el salmorejo o los huevos rotos con patatas y chorizo). Restaurante La Fragua. Calleja del Arco, 2.

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