Está visto que cuando los mercados están con ganas de subir nada ni nadie puede pararlos, exactamente igual que cuando están con ganas de bajar. En un día normal, el dato del ISM manufacturero hubiera dado al traste con la apertura alcista de los índices americanos, pero ayer no. Fue positivo, pero algo inferior al consenso de los analistas, pero se prefirió mirar para otro lado, no buscar excusas y seguir con la explosión alcista.

¿A qué es debida esta alegría? Inexplicable, pero teorías hay que avalen la historia. La más manida es la del primer día del mes. Otra posible la avanzada hace algunas jornadas de que los precios bajaban sólo para dejarlos más «a tiro» para el comienzo del año. Hay incluso quien quiere ver un renovado optimismo y eso sí que me preocupa. Nada ha cambiado. Absolutamente nada, pero ahora ya se habla abiertamente de «el año de la Bolsa» en Estados Unidos y se realizan todo tipo de quinielas, apuestas e incluso sesudos análisis sobre qué valores son los más atractivos o cuáles son aquellos que más van a subir en el presente ejercicio.

Ya saben que soy de natural desconfiado y mucho me temo que este tipo de historias no son más que cebos para cazar a incautos. El viejo truco de «pasajeros al tren, que se larga ya» lo hemos visto doscientas mil veces. Y en todas ellas, cuando el tren iba atiborrado de gente, los de siempre han salido por la puerta de atrás del todo sigilosamente. Por eso insisto en que hay que andar con pies de plomo y si en marzo esto sigue así y vemos al vecino que se anima a invertir, es el momento de plantarse seriamente que hay que bajarse del tren, incluso antes que los de siempre. No están los tiempos para tirar el dinero o para perder de una tacada lo tan trabajosamente ganado. No le cuento ya si el vecino se permite el lujo de recomendarle un valor. No lo dude, venda todo de inmediato que el abismo se encontrará a solo un paso.

Pero mientras todo esto llega, siéntese y disfrute, que puede ser divertido. Le garantizo que no le van a faltar emociones fuertes. De esas que curten, porque el camino no es precisamente una autopista y tiene más baches que una carretera de tiempos de la dictadura de Primo de Rivera. Nada de relajarse, pero si le gustan las emociones fuertes, puede que este sea su momento, que la Bolsa soberana hace lo que le da la gana y parece que ha dictado sentencia con el pulgar hacia arriba.

Tan hacia arriba que el S&P 500, índice tradicionalmente estable, se permite el lujo de subir un 1,13%, el Dow Jones un 0,84% y el Nasdaq Composite un 1,46%. No hace falta que les diga que se trata de máximos de dos años. Ahora solo hace falta saber hasta cuándo seguirán mandando los toros en este mercado presuntamente alcista.