La salida de Bankia del accionariado de IAG, tras la venta del 12% del capital de la sociedad surgida con la fusión de British Airways e Iberia, no sólo afecta a la entidad financiera que se embolsa plusvalías por 170 millones de euros. El efecto también se traslada al grupo al cambiar la relación de fuerzas entre las dos empresas, la española y la británica, que mantienen sus marcas y su entidad jurídica. A partir de ahora la presencia de accionistas españoles se limitará al 3% que tienen la SEPI, mientras que los principales socios del grupo aéreo serán los fondos Templeton, Black Rock y Majedie Asset Management, con un 5% cada uno.

No obstante, el Gobierno quiere mantener su capacidad de control hasta 2016 en base a los acuerdos de salvaguardia que defienden los intereses nacionales (tanto españoles como británicos) que se agotan una vez que se hayan cumplido los cinco años de la creación de IAG

La operación, a la que estaba obligada Bankia por el acuerdo suscrito con Bruselas tras la recepción de ayudas, no ha sido del gusto del Ejecutivo español que prefería que el socio que sustituyese a Bankia fuese español, aunque al final ha dado el visto bueno a la operación. Pero la entidad financiera estaba obligada porque el valor del paquete colocado había superado en Bolsa durante más de 30 días la valoración en libros de dicha participación. Además se tenía que hacer por el método de colocación acelerada entre inversores profesionales y cualificados, con la adjudicación de las acciones a los que ofreciesen las cifras más elevadas. Si bien se ha hecho por debajo de la última cotización.

Con todo, aún no se conoce con exactitud quienes están dentro de los que se han adjudicado las acciones del grupo aéreo, aunque en medios financieros señalan que podría estar JP Morgan. Mientras la prensa británica no descarta que esté Qatar Airlines u otras empresas de la misma zona geográfica.

Quedan al margen, por tanto, los «sentimientos» del Gobierno, que mantuvo un fuerte enfrentamiento con la dirección de IAG a raíz de la presentación del primer plan estratégico de Iberia, que ahora está en pleno proceso de materialización. Después de las modificaciones del plan, la paz entre la dirección del grupo y los sindicatos fue auspiciada por la ministra de Fomento, Ana Pastor. No obstante, durante este proceso se valoró y se utilizó por parte del Ejecutivo a los consejeros españoles, cuyo número era casi paralelo al de los británicos.

Por otro lado, en mayo, diversas informaciones apuntaron a un eventual interés de Qatar por la participación de IAG, si bien tanto Goirigolzarri como el consejero delegado de IAG, Willie Walsh, negaron los contactos con inversores de este emirato.