Lo que dura el amor

30/06/2013

Susana Ramírez.

Una persona me dijo que escribiese sobre mi teoría del amor. Me dijo: tienes que escribir sobre ello, tu teoría es muy buena y puede que haya gente que sea capaz de ver desde el prisma por el que tú miras y ves las cosas.

Así que me he puesto manos a la obra y he escrito mi teoría. No es una teoría mas que basada en la vida, en lo vivido. No es, para nada, aplicable a todo tipo de personas, pero unas pocas puede que se identifiquen con lo escrito y vean las cosas, como decía esta persona, bajo mi mismo prisma.

El amor no dura nada. Dura un instante. Es una composición química del cuerpo. Es la conexión de la carne y el hueso, de eso que llamamos físico ideal, con el pensamiento, con esa persona que tenemos en la cabeza idealizada, con ese príncipe  azul o princesa rosa por decirlo de algún modo, con el que todos soñamos y recreamos una y mil veces.

Sucede que conoces a esa persona y su carne y su pensamiento coincide con lo que tú siempre has soñado, entonces se produce ese tintineo en nuestros oídos, nuestra mirada comienza a brillar, las cosquillas brotan en nuestro estómago, sientes que todo, que lo que te rodea ya da igual. Solo quieres tiempo para vivirlo con esa persona. No el cómo, ni el cuánto, ni el dónde, en ese instante lo único que te importa es esa persona.

Lo malo, o lo bueno es, que esos instantes son el enamoramiento, y duran muy poco, tal vez, unas semanas, unos meses…. Pero luego desaparece. El amor, eso que llamamos amor con sus cuatro letras, es eso también, aunque no lo creamos. Amas a una persona hasta que la idea que tenías de ella se esfuma con el tiempo, porque tus sueños no pueden durar siempre. La persona, con el paso de tiempo sufre cambios, igual que una roca se erosiona, igual que un río toma otro camino diferente, igual que una flor se abre al sol o se cierra o se marchita. Las personas también cambiamos y cuando lo hacemos, la otra persona que te amaba puede que ya te deje de amar, pero no te lo diga nunca. Puede que algo dentro de ella también cambie, y ya no te sienta igual. O cambie ella al mismo tiempo.

Queda el cariño. El querer. Eso sí que queda. Y queda siempre. Porque somos humanos y porque no sabemos estar solos. No podemos dejar de amar ni de querer. Nos acostumbramos a una persona a la que hemos amado, y nos cuesta horrores separarnos de ella. Es por eso que en muchas relaciones, la parte que deja a la otra persona, también sufre, porque sabe que le echará de menos. Pero eso se pasa. Se suple con otras personas, con otras vivencias, con otros besos nuevos se llena el espacio que esa persona dejó.

Con esta teoría, no quiero decir que el amor no exista, existe y yo soy una de las personas que cree en él con todas sus fuerzas. Lo que quiero decir es, que el amor, esa ansiedad por besos y por caricias, dura poco tiempo. No se queda siempre. Si se quedara, moriríamos todos de amor. Vivir en esa nube constante de alegría y felicidad sería superior para nuestros cuerpos. Es por ello, que el amor, cambia, se modifica, y se transforma en todo esto que os he contado.

Y sí, nos enamoramos cada día un poco. De las personas, y no somos conscientes. Aunque tengamos a nuestra pareja esperando en casa, y a esa pareja no la cambiemos por nada del mundo. Pero el amor sucede a diario. A diario te enamoras de esa chica que cruza por la acera a tu lado, o te enamoras del chico que te sirve el café y amablemente te dice lo guapa que hoy estás.

Por eso admiro a la gente que dice que está enamorada. Que vive esos primeros meses intensos llenos de amor y pasión a partes iguales. A ellos, a todos ellos, les digo que lo vivan, que lo disfruten, porque luego llega otra cosa, ni mas mala ni mas buena, solamente otra cosa, otra forma de amar y compartir. Bonita sí, pero menos loca, menos impaciente, más calmada y más exigente, por qué no decirlo….

Y hasta aquí mi teoría del amor, el amor dura, no creáis que no. Dura lo que tú quieras que dure, y te diré que existe gente que ha conservado y prologando esa sensación de enamoramiento, y la pasión de las primeras veces. Todas estas personas que conocí eran especiales, habían encontrado a alguien exactamente igual a ellos. Eso que se suele llamar la media naranja. Pero esto es otro tema, otra teoría. Tal vez algún día hable de ella.

 

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