La discrepancia de los bancos centrales

03/07/2013

Miguel Ángel Rodríguez.

El gobernador del Banco Central de China se ha visto obligado a salir a la luz pública para dar explicaciones sobre la crisis de liquidez que en los últimos días estaba viéndose en los mercados interbancarios del gigante asiático.

El señor Xiaochouan  ha declarado que existe suficiente liquidez para que el sistema financiero funcione con agilidad.  Desde luego, no es lo que hemos visto últimamente. Los tipos de corto plazo han llegado a duplicarse y con ello las alarmas a nivel mundial de que una crisis de crédito pudiera afectar a China, lo que ha incrementado de manera notable el nivel de aversión al riesgo en los mercados internacionales.

Las bolsas de este país cayeron un 15% y los inversores internacionales en el país asiático se lamentaban de la falta de respuesta del Banco Central.

Hemos visto como la economía se desaceleraba de manera notable en China, todo ello dentro de la normalidad de un ajuste sano, de lo que se denomina un aterrizaje suave, pero la falta de información contrastada acerca de la salud de los bancos y sobre todo de los circuitos de financiación extrabancarios- la llamada banca en la sombra- pueden hacer pensar a los inversores en la existencia de una burbuja en determinados sectores, especialmente en la construcción, que de reventar podría arrastrar al país a una crisis similar a la vivida en los países occidentales.

La inquietud va a seguir en el mercado mientras no veamos claros signos de recuperación de su economía.  El hecho  que el Banco Central haya tenido que dar explicaciones puede servir para calmar en el corto plazo pero no traerá la certidumbre ni la seguridad.

Todo ello se conoce en el mismo momento que la Reserva Federal decide comunicar a los mercados que tiene la intención de recortar sus compras de bonos para estimular la economía.  Por ello, algunos miembros de la Fed han tenido que salir al paso y corregir las palabras de Bernanke. Pero una vez tomada la decisión se llevará a cabo tarde o temprano.  El banco central de Estados Unidos no seguirá en el futuro tirando de la locomotora del crecimiento o mejor dicho actuando de bombero de los incendios mundiales.  Y no lo hará por la sencilla razón que su economía, a pesar de los últimos datos de PIB publicado, está ya encarrilada en una senda de crecimiento y de creación de empleo que con un exceso de estímulos monetarios podrían hacer que la economía se recaliente en el futuro.

Nos queda por tanto la otra variable de la ecuación que es el BCE.  Nuestros banqueros centrales se han atrevido últimamente a declarar que están dispuestos a actuar cuando  la situación lo requiera, sin especificar ni cómo  ni donde, y al mismo tiempo aseguraban que mantendrán durante un periodo largo de tiempo las políticas monetarias acomodaticias.

Esperemos que sea cierto y que con el beneplácito alemán puedan adoptar medidas de estímulos encaminadas a desbloquear el circuito crediticio europeo. En Europa, hemos claramente perdido el paso de los ciclos económicos y por culpa de políticas monetarias no adecuadas y de falta de decisión política nos encontramos en un estancamiento desde donde todavía no se ven salidas.

Si el BCE actuara de la manera que pregona pero no ejecuta, la cosa iría mejor.  Y para los inversores del mercado financiero supondría una clara señal de cambio de tendencia en diversos activos, especialmente en el de la divisa. La cotización del euro contra el dólar debería, por fin, caer a niveles más acordes con la realidad económica.

Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB

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