Tras obtener el crédito puente por 55 millones de euros, los administradores concursales de Pescanova, la firma Deloitte, están centrados en la renegociación de los más de 3.300 millones de euros que adeuda la multinacional pesquera. De cara a la mesa de negociaciones cuentan ya con un tema básico: la lista definitiva de acreedores, que se ha ampliado sustantivamente respecto al informe original presentado para solicitar el concurso voluntario de acreedores.

También KPMG, que actúa como auditor forense, ultima el informe sobre las causas que han desembocado en esta crisis y que tendrá repercusión en los procesos judiciales. En este contexto legal, el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional ha admitido a trámite una querella del fondo luxemburgués Luxempart, accionista de Pescanova, contra nueve directivos y consejeros de la empresa gallega. En el auto del  Pablo Ruz, se basa en la documentación presentada por este socio sobre actuaciones realizadas por el expresidente del grupo, Manuel Fernández de Sousa, y otros directivos y consejeros. La sociedad afectada indica que asegura haber sufrido un perjuicio económico por 52 millones de euros.

Pese a que el camino hasta llegar a un necesario convenio de acreedores podría precisar de una nueva prórroga de dos meses del periodo de negociaciones, los actuales responsables de la multinacional pesquera tienen ya claves de adónde puede conducir este proceso. Y, según fuentes bancarias, puede llevar a la fragmentación de la empresa en la medida que varias entidades no admiten en principio las quitas que precisa una compañía atractiva, pero que técnicamente está en quiebra. Esta situación podría agudizarse en la medida que se sumen a las negociaciones decenas de acreedores que ni siquiera tienen presencia en España.

Sea cual sea la vía, se ha detectado interés por algunos de los activos, filiales del grupo, que cuentan con posiciones relevantes en diversos mercados internacionales. Interés de competidores y, asimismo, de fondos que invierten en empresas que atraviesan situaciones como Pescanova, a los que algún banco acreedor les podría traspasar sus riesgos con la empresa pesquera.

Por otro lado, Manuel Fernández de Sousa ha optado por no desaparecer del mapa y ha ha convocado a los consejeros de la sociedad para un nuevo consejo de administración el próximo 31 de julio, para recabar datos sobre la marcha del concurso.