En el corral de la política, aparentemente, no sólo no hay ovejas blancas si no que tampoco se encuentra un buen lobo que limpie el establo.
Si hasta ahora la mejor defensa era un buen ataque, ahora la táctica ha variado y lo que se impone es abrir el ventilador y destapar porquería. Con razones –algunas muy sobradas- o disparando a bulto, aquí no hay quien se salve. Ante la pasividad de los tribunales y la eternización de los procesos los afectados han conseguido que el personal se inmunice ante tamaños escándalos y la aparición de nuevos documentos, indicios o pruebas queda reducida a charlas de café o tertulias televisivas aderezado por increíbles proclamas de inocencia de los afectados y el respaldo de sus correligionarios apelando a la honorabilidad de los afectados.
Eso sí, todas estas apelaciones sólo van acompañadas de palabrería sin que nadie se apreste a aportar datos que contradigan las afirmaciones. Sus proclamaciones de inocencia pretenden que sea un acto de fe (o sea creer en lo que no se puede demostrar)  y sabido es que en el país el número de creyentes va en progresión decreciente)
La consigna –“nos vamos a forrar”-  que años ha pronunció un alto cargo recién nombrado en una conversación telefónica convenientemente grabada, parece que se ha convertido en una máxima entre la clase política. Y si unos –sin más pruebas, defienden  que la mayoría de los políticos tienen las manos limpias y vocación de servicio, otros con la misma base tenemos el derecho de pensar todo lo contrario.
En cualquier caso uno tiene la impresión que los Bárcenas, Gurtel, Millet, Munar, los responsables de los ERE’s andaluces…  sólo son cabeza de turco, los que ponen la cara (aunque puedan tener un sustancial beneficio personal) mientras muchos otros miembros de la estructura (bien sea con la financiación del partido o de sus bolsillos) se aprovechan de la situación y se limitan a recoger el sobre y no preguntar. Y ante la multiplicidad de escándalos la indignación de los ciudadanos parece que ya se ha encarrilado a simples charlas de café, con lo que están vacunados ante estas noticias.