Adriana Lima

Gracias a Estrella Morente, la súper top brasileña Adriana Lima, habla un español muy correcto. No es que la granadina le diera clases, es que a la modelo le encanta su música y de tanto escucharla aprendió nuestro idioma. No es encantadora, sino lo siguiente, aunque su representante española se empeñe en ponernos las cosas complicadas para hablar con ella. Convenientemente incómodos y apelotonados apenas pudimos intercambiar un par de frases con ella, más allá de «me encanta España y quiero que me llamen más para venir aquí». Cuando el periodista Luis Romo le alabo lo bella que era, ella le contestó satisfecha con mohín tímido «eso es gracias a mi padre y a mi madre». Y nada mas terminar la sesión gráfica dijo de motu propio; «Me encanta que me llamen señorita»porque los fotógrafos no paraban de dirigirse a ella para que les mirase.

Una lástima haber desaprovechado la oportunidad de haber disfrutado de la simpatía de Adriana Lima a la que he visto una par de veces en un centro comercial de la zona Oeste de Madrid, relajadamente con ropa casual y sin guardaespaldas. La ridícula parafernalia de «estrella» que el entorno propicia y esa innecesaria forma de tratar a la prensa como si fuéramos un rebaño trashumante, le resta encanto a estos encuentros, más que nada porque se pierden sinergias. Ella quería hablar e incluso, les pedía que la dejasen atendernos….¿Es necesario estas incomodidades o es que hemos visto mucha televisión de flashes y paparazzis?

En cualquier caso, Adriana Lima es un cañón con curvas, encantadora y le descubrió a Sara Carbonero una crema para las piernas, que no venden en España,que te proporciona el moreno natural que ellas lucen. Casada con Marko Jaric, jugador de baloncesto que fue fichado por el Real Madrid durante tres temporadas, vivió en Madrid en la urbanización  La Finca. Ella misma reconoció en alguna ocasión que salía poco de ese recinto lujoso. Adriana, es una de las modelos fijas del desfile de Victoria´s Secret todos los noviembres en Nueva York y aunque parezca curioso por haber vivido entre nosotros tanto tiempo, no había desfilado nunca, hasta anoche para Desigual en la última jornada del 080 BCN del martes. Hizo tres salidas y la verdad, se podía haber puesto un saco de patatas encima que lo hubiera lucido como un Alta Costura. Sonríe, disfruta la pasarela y mueve las curvas como si bailara samba.
Apenas 48 horas en Barcelona, le han dado tiempo para pasar el jet lag en el hotel W, probarse los tres modelos que mostró en el desfile, hacer unas entrevistas pactadas con sus dos representantes, una española y un americano, que no eran las personas más encantadoras del mundo y poco más. Igual que llegaba de Miami, regresaba al mismo lugar, que es donde vive «y donde casi todo el mundo habla español».