En pleno debate sobre el uso o  no del casco para los ciclistas en ciudad, la actividad de esta empresa española es más que oportuna. Porque Closca se dedica a fabricar cascos para bicis de ciudad. Hasta ahí, nada nuevo bajo el sol sino fuera porque sus cascos son, por un lado, plegables (una de las excusas de muchos de los usuarios de bicis para no utilizarlos en ciudad), preciosos (pueden pasar perfectamente como un complemento de moda, una prenda más de vestir) y lo más importante, cumplen con todos los estándares de seguridad del mercado: tras dos años de pruebas y evaluar distintos materiales, han conseguido un casco a partir de un polímero de polipropileno expandido que absorbe los impactos.

“La idea surgió en una comida, frente a una paella. Nuestras parejas no utilizaban los cascos en ciudad, cuando realmente es un elemento de seguridad fundamental ante un golpe en la cabeza (más de 540.000 ciclistas requieren servicios de urgencia cada año por accidentes y más de un 12% con lesiones cerebrales). Y las razones esgrimidas eran dónde ponerlo después, que era un engorro, que no era bonito, etc”, comenta uno de los socios fundadores de esta start-up, Carlos Ferrando.

Así fue como estos Ingenieros Industriales enamorados de la bici se pusieron manos a la obra: para disponer del casco certificado han tenido que pasar por tres productos distintos. Actualmente están fabricando el de la talla M (tienen una completa gama de tallas XS, S, M y L) y a finales de mes ya habrán producido unas 1.200 unidades. Tienen previstos 6 tipos de fundas diferentes con dos estilos de sombrero diferentes.

Sus cascos se adaptan perfectamente a todos los usuarios gracias a los estudios llevados a cabo en colaboración con el Instituto de Biomecánica de Valencia.

Estos jóvenes emprendedores se han dejado 70.000 euros en la investigación del producto. “Y todo han sido fondos propios porque los bancos no nos dejaban un duro. Estuvimos solicitando 100.000 euros y no había forma. Al final a través de la plataforma Kickstarter hemos solicitado los 45.000 dólares que necesitábamos para producir el resto de tallas y está yendo muy bien, casi hemos conseguido la totalidad”, añade.

Los cascos se venderán en tiendas de toda España y también hay interés fuera de nuestras fronteras, en Usa, Polonia e Inglaterra. La empresa tarda unas tres semanas en fabricarlos y su precio de venta es muy competitivo: alrededor de los 65 euros.

La investigación es española pero los cascos se están fabricando en China: “No solo lo hemos tenido que hacer por costes, sino porque allí tienen más recursos técnicos para fabricar lo que íbamos buscando”, finaliza.

El casco Closca (que en valenciano significa caparazón de tortuga) está patentado, para evitar copias.