Con la nueva ley recién estrenada, caigo en la tentación de escribir sobre ello.

A ver, que yo entiendo a los fumadores. Y digo que los entiendo, porque desde muy pequeñita en mi familia se ha fumado siempre. Tal vez sea por eso que le cogí tanto asco al tabaco y jamás quise probarlo (de hecho a mis casi 30 años aún no lo he probado, ni probaré). Porque desde siempre el humo del tabaco de mis familiares me perseguía como lobo hambriento. Y le cogí, simplemente manía o fobia.

Y como digo, entiendo a los fumadores. Puedo comprender su adicción. Del mismo modo que yo puedo tener cualquier tipo de adicción o si me apuras tic nervioso, y necesito en un momento determinado llevarlo a cabo, entiendo que un fumador tenga la necesidad de fumar.

Pero aunque comprendo a los fumadores, también entiendo y comparto opinión con los «no fumadores», ya que sin comerlo ni beberlo nos llenamos los pulmones de humo que no es nuestro. Y de olores, y ¡anda que no es molesto ni nada!. A mí, por ejemplo, no me gusta entrar a un bar oliendo a mi perfume y salir apestando a tabaco. Y que ese olor a tabaco permanezca en mis ropas durante días, a no ser que las lave. Es un poco asqueroso, para los que no fumamos que nos ocurran estas cosas.

Ahora bien, la tragedia que se ha formado entre fumadores, gente que es asidua a hacer café-cigarro en el bar de abajo a la hora del café, no ha sido tan grande como la que poseen algunos hosteleros. Y es que, hace un par de años ya se habló de esta ley. Se obligaron a los restaurantes y bares a habilitar una zona de fumadores y no fumadores. Conozco dueños de locales, que tuvieron que pedir préstamos para poder realizar dicha obra, es decir, que tuvieron que buscar dinero de donde no había para poder instalar extractores de humo en sus locales.

Y ahora, cuando radicalmente se prohíbe fumar en estos mismos locales en los que antes había zona de fumadores y zona de no fumadores, los hosteleros se pronuncian, salen a la luz y hablan y comentan, porque ¿quién les devuelve a ellos ahora, el dinero gastado en dichas reformas para acondicionar la zona de fumadores?. Esto va a ser un dinero perdido, y un quebradero de cabeza. Es más, muchos bares y cafeterías y restaurantes perderán clientes por no poderse fumar en el interior, mientras se disfruta de un café o un copa, tranquilamente sentado a la mesa.

Sin embargo esta ley llega y yo me alegro por ello. Porque es un paso a delante que se da. Porque es bueno que se deje decidir a las personas si desean respirar humo o no, con sus pulmones o su ropa.

Ahora quien quiera fumar tendrá que quedarse en la calle, como les pasaba a algunos perros para entrar en algunos locales donde no está permitido la entrada de animales. Y hago esta absurda comparación, porque me parece increíble que esta ley no se haya implantado antes, y sí, la de no dejar entrar a animales con su respectivo dueño en según que sitios. Hasta hoy la gente fumadora podían seguir haciéndonos fumar pasivamente sin preguntarnos antes si nos apetece fumar con ellos.

Así pues, tanto unos como otros tendremos que adaptarnos. Pensando siempre, en que leyes como estas siempre son por el bien común y no por otra cosa.