Regala Revolución, regala V de Vendetta

11/01/2011

Daniel Serrano.

«Tiempos nuevos/ tiempos salvajes…» Lo cantaron Ilegales en los lejanos 80 y la definición resumida en ese par de versos es de nuevo pertinente. Soplan vientos de hecatombe e insurrección y lo viejo está muriendo y lo nuevo no acaba de nacer y hemos visto las calles ardiendo otra vez y el mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos, pero esa es otra historia y mejor dejemos ese asunto y a Ilsa Lazlo en vuelo hacia sus obligaciones conyugales porque hoy toca hablar de Revolución. Tras los estragos de Navidad conviene no olvidar la pertinencia del regalo sin justificación alguna así que les sugiero que obsequien con el Nuevo Catecismo para los insurgentes del siglo XXI: V de Vendetta.

Y estoy hablando del cómic de Alan Moore, jamás de su espantosa adaptación cinematográfica perpetrada por los hermanos Wachowski. La careta del bigotudo Guy Fawkes que cubre el rostro del héroe del cómic de Moore, su símbolo, esa V enmarcada en un círculo rojo, son marcas reconocibles que han adoptado como rasgos distintivos los Nuevos Revolucionarios que batallan en las calles o en la red contra el Actual Estado de las Cosas.

Habrán visto la venerable efigie de Fawkes cubriendo los rostros de los estudiantes británicos o como símbolo de Anonymus, ese colectivo que defiende mediante el sabotaje cibernético a los libertarios de Wikileaks. Y totalmente explicable resulta que la obra de Moore se haya convertido en un referente para los discrepantes con el Orden  Establecido. V de Vendetta es una certera antiutopía en la que se dibuja una Gran Bretaña donde ha vencido un totalitarismo disfrazado de democracia, una especie de fascismo blando donde se sacia al populacho con un brevaje de xenofobia, miedo y culto a la autoridad. Hasta que un superhéroe a la inversa decide poner en marcha una Revolución Unipersonal. Un tipo disfrazado de Guy Fawkes (conspirador católico que a caballo de los siglos XVI y XVII pretendió volar el parlamento inglés) se rebela  contra el Sistema y acaba provocando un alud de contestación social absolutamente inesperado. Y, de por medio, una historia de amor y brutal redención. Y un dibujo repleto de matices y claroscuros a cargo del ilustrador David Lloyd. Aunque lo fundamental es ese incendiario guión de Alan Moore, que sin tapujos apuesta por la Rebelión. Incluso aunque la Rebelión tenga el olor de la pólvora y haya que volar por los aires todo un parlamento.

Huyan, pues, de esta recomendación quienes prefieran los aromas de la moderación y el debate sereno. V de Vendetta es una obra para tiempos salvajes. Como estos que vivimos. Y, aunque sea en forma de ficción artística, qué satisfacción nos provoca la construcción de una barricada como dique contención ante el discurso dominante y los ajustes que nos quedan y la subida de la luz y el desempleo y la tunda que los desamparados están recibiendo mientras, cual decimonónica estampa, los ejecutivos de Wall Street se fuman un cohiba. Ya tienen regalo posnavideño que llevarse a las manos.


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