Nos atacan

11/01/2011

Maite Vázquez del Río.

Nos habían dicho que 2011 era un año de tránsito; que la recuperación llegará, pero sus efectos no se notarán hasta 2012 y, de golpe, los mercados que nos habían dado vacaciones vuelven con la presión interrumpida tras el rescate de Irlanda. Debe ser que les gusta mostrar las debilidades y toda Europa se está convirtiendo en el centro de su diana.

La economía griega, después de tantas mentiras sobre sus cuentas públicas, era terreno abonado. Lo que no se esperaba es que Irlanda, que fue campeona de crecimiento en la época de bonanza, y cuyos políticos se resistieron hasta el último segundo al rescate, tuviera los lodos tan extendidos por todo su sistema financiero.

Ahora es el turno de Portugal, y como en la UE cada vez que alguien estornuda el contagio es inevitable, también de España, porque estamos al lado. En la lista de los mercados también está Bélgica y, por supuesto, Italia. Lo que demuestra con todo ello es que la presión no se amilana con el fondo de rescate pactado por los líderes europeos.

Hasta ahora hablábamos de economías pequeñas. Pero si llega el turno a España, ya se ha dicho, el fondo de rescate no nos va a servir ni para pipas. La economía española, no por amor patrio ni emulando al chovinismo francés, es de las fuertes en el Viejo Continente. Evidentemente no es Alemania, ni Francia, ni Reino Unido… pero de los 27, ahí está echándole un pulso permanente a la economía italiana por el cuarto puesto.

Por si fuera poco, y con independencia del tamaño de la riqueza nacional, nos han colocado el “sambenito” de ser país periférico, cuando no hace mucho nuestra posición privilegiada de ser puente con África y con Iberoamérica, era un éxito casi garantizado en la apertura de mercados. Ahora ya no vale.

Los mercados no confían y mucho menos cuando la crisis nos ha obligado a disparar nuestro déficit y sacar emisiones al mercado para pagar desde cheques-bebé, pasando por todas las medidas “cortafuegos”, que en su día socialmente trajeron tranquilidad, pero que llenó de desconfianza a los mercados.

Lo único cierto es que en 2011 vencen nada más y nada menos que 150.000 millones de euros y el Estado deberá pagar religiosamente, sin incrementar el déficit y apurando hasta el último céntimo en todo lo que tiene que hacer, según reza en los Presupuestos Generales del Estado. Esa es la tarea más urgente, además de las reformas prometidas a los mercados que, por no se sabe qué ciencia, consideran que sin una reforma laboral y otra del sistema de pensiones no vamos a ser capaces de salir con buen pié de la crisis.

Evidentemente también está la reestructuración del sistema financiero, la más avanzada de todo lo que se ha reformado, hasta el extremo de que la patronal de las cajas de ahorros (CECA) asegura que en marzo todas las cajas volverán a beneficios.

Y en camino está  también la reforma del sistema eléctrico, vamos que las eléctricas reduzcan su déficit con el consiguiente sarpullido en el bolsillo de los ciudadanos, que en 2011 asisten atónitos al espectáculo de los mercados, mientras sus sueldos se han congelado o incluso bajado y todo sube, hasta la inflación… éste último otro problema a la vista, esperando –casi rezando- que al BCE no se le ocurra subir los tipos de interés. De hacerlo sería otro frente abierto y, la verdad, ya tenemos bastante con que los mercados nos estén atacando.

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