¿Pasando unos días en la capital cántabra y sin planes gastronómicos? Santander ofrece una oferta culinaria extensa y de altísima calidad, tanto en la elaboración de los platos como en la excepcional materia prima. Y apta para todos los bolsillos.

El buen cocido montañés.

Este tradicional y suculento plato de cuchara -al igual que el cocido lebaniego-,  prácticamente se sirve en todos los restaurantes y a puchero completo, para que cada cual repita lo que su estómago aguante.  En Fuente De se degusta por menos de diez euros por comensal, y además de rico, es imposible no quedar satisfecho.  Las raciones de este local como el queso picón, los pimientos del piquillo, el lacón o las croquetas caseras, son abundantes y baratas. Los valientes pueden finalizar con un “digestivo” té del puerto. Eso sí, siempre está abarrotado.

Si lo que se desea es un cocido montañés en un ambiente más selecto, Zacarías es una buena opción. La cocina es de chuparse los dedos: las tablas de quesos, las raciones, los pescados, el arroz caldoso, los postres… Cualquier elección es excepcional. Y para los amantes de los tomates es obligatorio probar los de Palenque, especialidad de la casa: impresionante sabor, tamaño y todo un acierto la salsa que los acompaña, elaborada con anchoas de la tierra.

De tapas.

Toda la ciudad está repleta de buenos sitios para tapear. En la zona del Cañadío, de Puerto Chico, del Río de la Pila, hay decenas de locales puerta con puerta. Pero por destacar uno, elijo El Diluvio: su barra es el paraíso para los amantes del tapeo. La tortilla de patatas con callos, el pincho de mollejas con setas, el de pisto con patatas, el de pulpo, el de filete ruso con salsa de queso o sus hamburguesas de Kobe con mahonesa de curry -por nombrar algunos-, son simplemente escandalosos. Tampoco me perdería el mítico Machi: sus mejillones y rabas son los mejores de la capital cántabra -y eso es decir mucho-; su rape o sus arroces, excelentes.

Para todos los bolsillos.

El Puerto Pesquero santanderino cuenta con una zona de restaurantes en el que se sirven buenos platos de cuchara,  pescado fresco y buen marisco a precios más que aceptables. Las Peñucas es el restaurante más popular y su paella marinera o su marmita de temporada son indispensables.

El mejor marisco.

Sin contar el que cada uno puede llevarse a casa desde la Lonja recién pescado -recomiendo visitarla por las mañanas, es todo un espectáculo para la vista y el paladar-, una opción que nunca defrauda es Marucho. Excelentes almejas -su salsa verde es magnífica-, maseras, cigalas, percebes, besugos o rodaballos. El inconveniente es que el local no cuenta con más de diez mesas y conseguir una es tarea titánica.

El chiringuito.

Imprescindible pasar un día en la playa de El Puntal solo accesible por barco. Salen lanchas diarias con una frecuencia regular desde el Paseo de Pereda. El único chiringuito, a diez metros de la orilla y del embarcadero, ofrece todo tipo de buenas raciones y de pescado fresco. Destaca el bonito del norte a la plancha en temporada, la riquísima ensalada de la abuela, las rabas, los bocartes, los caracolillos y un postre de la casa elaborado a base de clara de huevo con base de natillas, la tupinamba, que te hace repetir.

Cocina de lujo.

Imprescindible El Serval, con estrella Michelín. Elaboran platos complejos de alta cocina basados en la materia prima de la tierra; cuentan con una excelente bodega, un buen servicio y un menú degustación de altura, completo y exquisito. Para los amantes del lujo culinario basado en una cocina más tradicional, especializada en marisco, cocina casera y piezas de pescado fresco de primerísima calidad, El Puerto y La Mulata son las mejores opciones de Santander.

Twitter: https://twitter.com/CarmelaDf