El consejo de administración de la química Sniace estudiará acogerse al concurso de acreedores -ya está en preconcurso-, de forma voluntaria, una vez que no parece haber encontrado una solución que le permita salir adelante y reestructurar su deuda que se eleva a 150 millones de euros. Si bien, la dirección intenta evitar la disolución de la compañía, como ha puesto de manifiesto en las reuniones celebradas en los últimos días con el comité de empresa y la administración.

Son reuniones, según fuentes consultadas, que sólo han servido para pone de nuevo de manifiesto la difícil situación de Sniace, que perdió cerca de 42 millones de euros en el primer semestre de este año, con una fuerte reducción de la facturación, que bajó a los 38 millones, un 47% menos que el mismo periodo del año precedente.

Sniace, que tiene su sede en Torrelavega (Cantabria), presentó este mes de agosto un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) con afecta a 533 trabajadores de los 591 trabajadores del total de la plantilla. El grupo comunicó a la CNMV unos resultados negativos por 41,1 millones de euros hasta junio, lo que multiplica por más de siete el resultado negativo del mismo periodo del ejercicio precedente.

El grupo, dedicado a la producción de celulosa y viscosa para textiles, bioetanol y a la gestión de plantas eléctricas, basa en parte la situación que atraviesa al impacto de las nuevas normativas energéticas, como el llamado céntimo verde. En este contexto, los problemas de Sniace no sólo la enfrentan a las entidades financieras, sino también a parte de sus proveedores, como GDF Suez, lo que provoca el cierre de actividades.