Manchas de pintura al aire libre

12/09/2013

Miguel Ángel Valero. Primera exposición en España de los Macchiaioli, precursores italianos del impresionismo

Florencia, 1852, en pleno Risorgimiento italiano. Un grupo de jóvenes pintores se reúne en el Caffé Michelangiolo en torno al crítico de arte y mecenas Diego Martelli. Buscan la verdad sin artificios, lejos de la pintura académica en la que se han formado. Y encuentran en Castiglioncello, una hacienda de Martello en plena campiña toscana, la verdad del arte a través de la pintura al aire libre.

La luna de miel, Telemaco SignoriniSon obras pequeñas, generalmente en tablitas procedente de embalajes e incluso cajas de puros, en las que los colores al óleo se aplican sin imprimación, dejando visibles las vetas de la madera. El resultado es un fuerte contraste lumínico logrado mediante la yuxtaposición de manchas de color. Por eso, estos artistas son bautizados despectivamente como los ‘macchiaioli’ (los “manchistas”).

Pero el grupo formado por Giovanni Fatori, Silvestro Lega, Telemaco Signorini, Giuseppe Abbati o Giovanni Boldini, entre otros, protagonizan un movimiento sin el que no se puede entender la irrupción, años después, del impresionismo.

La Fundación Mapfre expone hasta el 5 de enero de 2014 en su Sala Recoletos de Madrid la primera muestra realizada en España de estos artistas. Son un centenar de obras, que influyeron en la pintura española de finales del siglo XIX, como se puede comprobar en algunos trabajos de Mariano Fortuny que figuran en esta exposición.

Los Macchiaioli huyen del encorsetado romanticismo artístico buscando una pintura más verdadera, una nueva mirada sobre la realidad. Esto se traduce en formatos rectangulares, decididamente apaisados, que reproducen el paisaje puro, lleno de luz y de color, sin idealizaciones ni retóricas. Por ello la pintura al aire libre se convierte en su seña de identidad. Las obras dibujan los paisajes toscanos bañados por el sol, con claroscuros muy marcados a través de manchas de color fuertemente contrastadas, con gran atención en los detalles.

Frente a la pintura romántica anterior, los Macchiaioli evitan la minuciosidad descriptiva. Lo que les importa es el juego de la luz y de la sombra, aprovechando las nuevas investigaciones en torno al color y a la óptica, abriendo un camino en el que entrarán de lleno los impresionistas.

 

Compromiso con Italia y desencanto

Los Macchiaioli se comprometen con la unidad de Italia, participando como voluntarios en las guerras de la independencia. Ese compromiso se traslada a su obra, con una mirada valiente que pone de manifiesto la soledad de los soldados, como puede contemplarse en “De guardia”, de Giovanni Fattori. Este mismo artista, años después, dibuja en “El jinete estribado” a un soldado muerto arrastrado por su caballo. Es el retrato del desencanto ante la Italia elitista, monárquica y conservadora que aparece tras la unificación.

Ese desencanto se expresa también en la mudanza de Castiglioncello a Piagentino, donde los artistas se centrarán en mostrar a la burguesía triunfante de Florencia: “El canto de una copla”, o “La visita”, ambas de Silvestro Lega, o los retratos de Giovanni Boldini (“Giovanni Fattori en su taller”), que destacan la cotidianidad del ambiente, la naturalidad del modelo representado.

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