Los índices americanos se debaten en la duda. Ya sé que es consustancial con el mercado mismo, pero ayer se dieron demasiadas contradicciones, así que los índices fueron arriba y abajo mecidos por las circunstancias.

De un lado, Moody’s y SP volvieron a dar la tabarra con la deuda, pero esta vez con la americana. Hace semanas que se viene rumoreando que podrían rebajar el «rating» a los mismísimos Estados Unidos y, aunque lo han negado, estos comentarios no ayudan en absoluto.

En el extremo opuesto, Bernanke aseguraba que sus medidas de liquidez están ayudando al mercado. No se sabe muy bien si lo decía para sacar pecho ante las críticas o para alentar a las Bolsas, pero el caso es que tampoco tuvo demasiado efecto, más que nada porque fue a última hora y el pescado estaba ya casi vendido.

Entre medias, Merck pasaba sui particular calvario a costa de un medicamente que no le aprueban y su cotización lo notaba, arrastrando al resto de su sector. Ya es mala suerte, porque las farmacéuticas han sido uno de los sectores que más han tirado del carro.

Y a futuro, nada más cerrar Wall Street se supo que Intel ha batido las previsiones de facturación y beneficio. En el «after hours, las acciones van disparadas un 3% arriba y eso es presagio de que mañana pueden ser seguidas por el resto del sector tecnológico, pero a nada que se tuerza cualquier cosa nos quedamos con las ganas. No están las cosas como para mirar con 24 horas de antelación. Aquí se vive al segundo y un minuto ya es largo plazo.

Total, que entre unas cosas y otras los índices amenazaron a ratoscon escapar al alza y a ratos con escapar a la baja para, finalmente, quedarse más o menos donde estaban. El Dow bajó un 0,20%, el S&P 500 un 0,17% y el Nasdaq Composite un 0,07%.