Dos años de crisis hubieran bastado para acabar con todo el poder compra ganado por las pensiones en catorce años de bonanza. Así lo asegura un estudio de UGT que ha estudiado los efectos de la reforma propuesta por el Gobierno si esta se hubiera aplicado desde 1997. El informe desmonta además la tesis esgrimida por la Ministra del ramo en su defensa del nuevo índice de revalorización. Aunque es cierto que se gana poder adquisitivo, la ganancia es tan pequeña que bastan dos años de crisis para arruinar lo ganado.
El estudio de UGT desmonta la tesis exhibida por la ministra de Empleo, Fátima Báñez, quien hace días proclamó que, con el nuevo modelo, las pensiones hubieran crecido sobre los precios a lo largo de los 14 ejercicios transcurridos desde 1997. La ministra admitió que 2011 y 2012 hubieran acarreado pérdidas de poder adquisitivo. Aunque evitó precisar su alcance.
Según UGT, las pensiones hubieran perdido un 1,80 por ciento de su poder adquisitivo entre 1997 y 2012, a pesar de los 14 años consecutivos de ganancias. Una situación de prosperidad, por lo demás, muy difícil de conseguir en los próximos años.
Catorce años de pequeñas ganancias
UGT reconoce que el nuevo índice de revalorización hubiera incrementado las pensiones un 0,25 por ciento cada año por encima de los precios en el período transcurrido entre 1997 y 2010. Sin embargo, la crisis y su efecto destructor sobre el empleo, y por tanto sobre el número de cotizantes a la Seguridad Social, habrían terminado arruinando esa parca ganancia.
La explicación se halla en el suelo y el techo que establece el nuevo sistema. Si el proyecto del Gobierno sale adelante, los años malos se liquidarán con una subida del 0,25 por ciento, muy lejana a la tasa de inflación más habitual en España, por encima del 2 por ciento. En cambio, para los años buenos, se fija un techo del IPC más un 0,25 por ciento. Un sistema que encarece las ganancias de poder adquisitivo y las convierte en algo casi imposible, según critican sus detractores.
Así sucede en la simulación donde dos años malos, como 2011 y 2012, han bastado para devaluar un 5,30 por ciento las pensiones respecto a los precios. En detalle, UGT calcula una merma del 2,65 por ciento en 2011 y otra equivalente para 2012.
Sin embargo, a partir de 1997 y hasta 2010, las prestaciones de los jubilados hubieran subido cada año un 0,25 por ciento por encima de los precios. En total, en ese período se hubiera acumulado un crecimiento del 3,50 por ciento sobre los precios.
En cambio, en 2011 y 2012, dos años en los que la inflación escaló hasta el 2,9 por ciento cada año, las pensiones calculadas según el nuevo sistema arrojan una pérdida de valor real respecto a los precios del 5,60 por ciento. Una cantidad muy superior al 3,50 por ciento ganada en los catorce años anteriores. Y que arroja un resultado final de un 1,80 por ciento perdido para los pensionistas.
Según UGT, “el Gobierno se ha embarcado en un juego de artificios verbales para intentar ocultar a la sociedad que su reforma del sistema público de pensiones provocará un recorte brutal del poder adquisitivo de los pensionistas actuales y futuros”, afirmó.
En el lado contrario, los empresarios reafirmaron en cambio su voluntad de negociar un nuevo mecanismo de revalorización. Además, CEOE y Cepyme aplazaron una valoración más completa a la espera de un dictamen final por parte del Consejo Económico y Social (CES) donde están representadas estas organizaciones. También insistieron en que es necesario modificar el sistema público de pensiones. “Negar la revisión es ir contra el sistema”, sentenciaron.
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