Si es de los que practica algún deporte seguro que le sonará la marca Joma. Que, además de ser española, cuenta ya con solera porque nació en 1965. Fue entonces cuando su fundador, Fructuoso López, que contaba con 18 años, empezaba a probar la resistencia de las pieles, a adecuar las hormas y la firmeza de las suelas. Un precursor del calzado deportivo donde los haya, que empezó trabajando con 8 empleados (hoy son 115).

Amante del deporte, este emprendedor entendió desde bien pronto que fabricando equipaciones deportivas de diversa índole (calzado y textiles para runners, pádel, tenis, fútbol sala, ciclistas..) su imagen debía estar asociada a la de deportistas conocidos, por eso, en 1988 la compañía firmó los primeros patrocinios y desde entonces se han visto llevando sus calzados y textiles a figuras como Butragueño, Morientes, Kiko, Fermín Cacho o a equipos como el Betis, Rayo Vallecano, Sevilla, etc.

También fueron pioneros en mirar fuera de nuestras fronteras: en 1984 tomaron la decisión de irse a otros países, dando sus primeros pasos a través de ferias internacionales. El primer país donde se instalaron fue Alemania, después llegaría México que sirvió de catapulta hacia todo el mercado latino. En la actualidad, la firma de Toledo tiene presencia en 73 países, de hecho, la compañía exportó el 65% de su producción en 2012.

Entre sus zapatillas, que cuentan con muy buena reputación entre los amantes del running, la más vendida es el modelo Top Flex. ¿Cuántas producen? “Solo en la división de calzado producimos cuatro millones de pares al año”, comenta Beatriz Sánchez, del departamento de marketing.

Entre sus nuevos proyectos está el de afianzar la marca en Argentina, Brasil, Francia y China. “Otro gran proyecto es la mejora del sistema de almacenaje y logística del almacén central, cuya superficie queremos aumentar”, añade.

La empresa facturó 77,5 millones de euros en 2012, una cantidad que a buen seguro ni Fructuoso ni sus ocho empleados se imaginaban a mediados de los sesenta.