Nombre regiones vinícolas españolas: fijo que La Rioja o Ribera de Duero serán las primeras que salgan de su boca. Luego llegarán otras como Priorat, Bierzo, Toro… Sin embargo, las regiones productoras de vino de Extremadura no están entre las más conocidos de España y es una pena porque hay verdaderas joyas en esta Comunidad limítrofe con Portugal. Como por ejemplo, las que salen de las barricas de Bodegas Habla. ¿Quiénes son? Una pequeña bodega cercana a Trujillo, provincia de Cáceres, en la que trabajan unas 30 personas y que tiene dos marcas que ya empiezan a ser bastante conocidas, dentro y fuera de nuestras fronteras: el vino Habla y el más reciente, Habla del Silencio.

La aventura empresarial se inicia en el año 2000 con un mapa en la mano, el que llevaba su director general, Juan Tirado en busca del terreno perfecto donde plantar las cepas. Cuando lo encontraron, cercano a Trujillo, plantaron Cabernet Sauvignon, Petit Verdot, Malbec, Syrah… y levantaron un moderno edificio, en acero y cristal, que les ha valido el Premio de Arquitectura de Extremadura 2000-05. Sus primeros vinos, correspondientes a la añada de 2005, llegaron al mercado tres años después: Habla nº 1, Habla nº 2 y Habla nº 3 (actualmente ya están el 9 y 10). Todos vinos de alta gama, producidos en ediciones limitadas y mediante un proceso artesanal. La calidad es exquisita, como también lo es el diseño de la botella, de cristal negro italiano y sin ningún elemento que recargue lo verdaderamente importante: el contenido.

Algunos de ellos han sido valorados por el gurú Parker con sus mejores notas y la bodega está vendiendo su producción a Dinamarca, Holanda, Bélgica, Alemania, Francia, Japón, China, Canadá… “Estamos en unos 20 países, el 25% de nuestra facturación es en internacional”, comenta Juan Tirado.

De Habla producen unas 100.000 botellas que pueden encontrarse en tiendas por unos 24 euros. En 2009 la firma lanzó Habla del Silencio, un tinto crianza a precios muy competitivos (unos 11 euros), del que producen unas 400.000 botellas. La bodega produce de forma ecológica (sin productos químicos), las uvas se seleccionan manualmente y el proceso, artesanal, se complementa con las últimas tecnologías.